Dreamworks fue la hermana gamberra del cine animado de Hollywood durante muchos años, llegando a tal punto que mucha gente perdió todo interés en que algún día realmente pudiera convertirse en un rival serio para Pixar. El enorme éxito de la franquicia Shrek contaminó al resto de sus largometrajes, saliendo de vez en cuando producciones más estimulantes como la simpática ‘Kung fu panda‘ (Mark Osborne y John Stevenson, 2008), pero las cosas no empezaron a cambiar hasta la llegada de la estupenda ‘Cómo entrenar a tu dragón‘ (How To Train Your Dragon, Dean Deblois y Chris Sanders, 2010). No es que ‘Megamind‘ (Tom McGrath, 2010) o ‘El gato con botas‘ (Puss in boots, Chris Miller, 2011) fueran grandes maravillas, pero sí que se vislumbraban esos aires de cambio que ‘El origen de los guardianes‘ (Rise of the Guardians, Peter Ramsey, 2012) no sólo confirman, ya que los lleva a otro nivel al ser la primera película animada que realmente asimila las convenciones de un blockbuster de cine en acción real.
Estoy convencido de que habrá no poca gente que habrá reaccionado con escepticismo ante mi última afirmación, acordándose de títulos como ‘Los increíbles‘ (The Incredibles, Brad Bird, 2004) y su utilización de varios aspectos típicos de un blockbuster superheroico, pero no podría estar más en desacuerdo en calificarla como tal. Y es que la estupenda cinta de Brad Bird tenía un mayor interés en la trama familiar que en realmente explorar sus posibilidades como gran entretenimiento de masas. Cierto que también funcionaba como tal, pero no era más que una consecuencia de enfrentar a los protagonistas con un villano, algo presente en casi toda producción animada, siendo también uno de los aspectos más criticados por los pocos detractores de ‘Los increíbles.
Eso no sucede en ‘El origen de los guardianes’, donde el pasado de Jack Escarcha es perfectamente equiparable a la amnesia de Lobezno, pero sin estirarla demasiado para que los más pequeños de la casa puedan disfrutar más de este aparente intento de rehacer ‘Los vengadores‘ (The Avengers Joss Whedon, 2012) con personajes propios del imaginario colectivo infantil. Este punto, que seguramente ahuyente a no pocos espectadores adultos, es una de las grandes claves para atrapar a nuestro niño interior, ese que uno aún ha de mantener con vida para poder disfrutar realmente de ‘El origen de los guardianes’. No confundáis esto con que estemos ante una historia únicamente interesante para los más pequeños de la casa – aunque yo he de reconocer que con 10 años hubiera sido el mayor fan sobre el planeta de la película-, pues no faltan los detalles lúgubres y desesperanzadores en el guión de David Lindsay-Abaire. No son grandes traumas o grandes reflexiones vitales, pero sí las que uno podría esperar en una superproducción de las buenas.
Ir señalando paso a paso los nexos en común con el blockbuster tradicional sería una tarea cansina tanto para mí como para el lector, pero creo que es vox pópuli que su premisa gira alrededor de un grupo de protectores de la infancia formado por Santa Claus, El Hada de los Dientes, El Conejo de Pascua y El Hombre de Arena que tienen que luchar contra El Hombre del Saco cuando éste rompe el orden establecido, teniendo que pedir ayuda a Jack Escarcha para ello. En condiciones normales, cada uno de ellos hubiera tenido su propia película introductoria para que en su reunión no fuese necesario caer en esas introducciones cansinas que acaban lastrando a no pocas producciones de este calado, pero aquí se decide, con mucho acierto, que todo el mundo está lo suficientemente familiarizado con estas criaturas mitológicas como para no perder más de la mitad de metraje presentándolos, pues utilizan a Escarcha como representante del espectador – rebelde, curioso e indeciso ante la propuesta que recibe-, para conocerlos a todos. Además, no falta una acertadísima capa de humor para recalcar el componente más ligero del relato – el running gag que atañe a uno de los yetis de Santa Claus.
Esta agilidad inicial resulta clave también para que los espectadores con un relación más superficial con unos personajes ajenos a su cultura – no falta un simpático apunte sobre esto- no se pierdan por camino o, peor aún, empiecen a aburrirse. Aquí lo importante no es tanto que ‘El origen de los guardianes’ sea una representación ideal de sus protagonistas, sino las posibilidades de estos para ofrecernos un grandísimo entretenimiento. Ésta es la gran virtud de la película, ya que todos los implicados parecen conscientes de ello, incluyendo varios tópicos efectivos como las dudas del héroe, los progresos del villano con su plan y, siendo aquí vital la naturaleza fantástica de sus protagonistas, la posibilidad de saltarse lo que uno normalmente entendería como lógico – ¿Por qué los guardianes ganan o pierden poder según los niños crean o no en ellos pero eso parece no afectar a Jack Escarcha?- . Esto último es especialmente palpable en la resolución de la historia, donde el uso de deux ex machinas o, si prefería llamarlo así, exceso de casualidades tampoco se aparta de -lo habitual en casos así – ¿Alguien se acuerda de la bomba hiperinestable de la última de Batman recibiendo varios golpes como si nada o las grúas del reboot de las aventuras de Spider-Man?. Aquí sucede algo parecido, pero su componente fantástico y un poco de manga ancha por parte del espectador es suficiente para que nunca sea molesto.
Las irregularidades llegan en el apartado técnico. No tengo ninguna pega que poner a la supervisión de Peter Ramsey de la animación llevada a cabo, ya que está perfectamente ejecutada, no podría ser más fluida, juega muy bien con el contraste entre lo positivo y lo negativo, tiene personalidad propia – uno no se acuerda de otras cintas animadas ante el derroche de creatividad del que hace gala- y resulta llamativa a la vista sin que esto sea una forma de compensar un guión para olvidar, pero la película presenta un grave problema en este apartado que bien podría explicar su tibia reacción en Estados Unidos: La falta de atractivo del diseño de los protagonistas. Esto ya era evidente en los avances que se lanzaron, pero ninguno de los personajes principales resulta especialmente memorable en este apartado, siendo quizá lo más grave su villano, muy plano y superficial, mientras que El Hada de los Dientes o El Conejo de Pascua están a nada de destacar por su fealdad, sobre todo en el caso de la primera. Sí que funciona el contraste de estilo entre Jack Escarcha y su look de personaje de videojuego con el resto de los guardianes, pero en su caso el problema es caer en lo anodino en sus rasgos. Este punto puede resultar insignificante para muchos, pero es una pena que haya un contraste tan marcado entre la calidad de su animación y la – relativa- vulgaridad visual de sus protagonistas.
En definitiva, ‘El origen de los guardianes’ es un estupendo entretenimiento que hará las delicias de los más pequeños de la casa, pero que también funciona a las mil maravillas como cruce entre producción infantil y los rasgos narrativos propios de un blockbuster para que los ya mayores también pasen un buen rato. No faltan ciertos problemas, principalmente en su resolución, pero el componente mágico de la propuesta hace todo mucho más perdonable, en especial cuando uno ha disfrutado como un enano hasta entonces. Lástima, eso sí, que no se trabajasen algo más el diseño de los personajes, ya que están muy lejos de ser tan atractivos como el excelente trabajo de animación reinante.
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