Esta es una secuela del filme del 2004, basado en el personaje de la Marvel creado por Gerry Conway. Aquí se ha buscado darle un contenido mucho más adulto y violento, y debido a ello, han pasado muchas manos por el proyecto perdiéndose por el camino el director y el protagonista del filme original. Sin demasiadas expectativas, Punisher: War Zone se estrenó y pasó sin demasiada pena ni gloria por las taquillas.
Antes de entrar a analizar la historia en sí, es interesante observar lo mal está construída la premisa del personaje. Ya hemos hablado de los origenes de The Punisher al comentar el primer film con Thomas Jane. Y si en aquél momento teníamos reservas, aquí es peor. Concebir a El Vengador Anónimo como superhéroe es mundano, es disfrazar a un personaje de lo que no es. Hay dos problemas principales que atentan contra el concepto de Charles Bronson superhéroe y son: la falta de poderes / gadgets, y la falta de una identidad secreta. Así como en el primer film, acá se repiten los mismos detalles: todo el mundo sabe que es Frank Castle, sabe donde están las tumbas de su familia y los lugares que visita, y nadie los vigila para atraparlo. Y el concepto de que la policía neoyorkina pone poco empeño en hacerlo está tan diluído, que todo termina por resultar ridículo.
Pero dejando de lado eso, Punisher War Zone pone mucho empeño en el apartado violencia, y se nota. Es increíble que el sillón del director esté a cargo de una mujer como Lexi Alexander (Hooligans). Este Frank Castle es definitivamente brutal y despiadado, y posiblemente esté mas en la vena del comic que el perfil de Thomas Jane (o de Dolph Lundgreen en el telefilm de los 80). En lo personal Ray Stevenson (de la serie Roma de HBO) no es brillante aunque sí correcto para el papel. Aquí es taciturno, expeditivo y letal. Pero el problema más grave de El Castigador II: Zona de Guerra no pasa por lo inconsistente de la premisa ni por Stevenson. El tema es que los villanos son horrendos; son malos, pero en el peor sentido de la palabra. No generan amenaza, son ridículos, sobreactúan salvajemente y son estereotipos. Pero estereotipos realmente irritantes. Dominic West hace su peor imitación de Robert de Niro para caracterizar al mafioso italiano Billy Russoti, excesivamente narcicista; y después del accidente - que es una muy buena escena -, entra a sintonizar al Joker de Jack Nicholson en Batman (incluso la secuencia en donde le quitan los vendajes por primera vez está calcada del film de Tim Burton). Pero la perfomance de West es descomunalmente mala y apesta. El otro culpable es Doug Hutchinson, que es un enano que se disfraza de loquito sanguinario al estilo Hannibal Lecter. Pero son personajes ridículos, payasescos, antes que siniestros.
Al film no le interesan demasiado los detalles de la trama; sólo pone hincapié en la violencia. El tema del asesinato por error de un agente encubierto y la crisis de conciencia de Frank Castle son tirados al ruedo y terminan por perecer por falta de atención. Lo mismo pasa con la supuesta persecución por parte de la policía - sin demasiadas ganas -, que así como viene se va. Está Colin Salmon, el secretario de M durante la epoca Brosnan de James Bond, que se ve enorme y parece anticipar un nuevo contrincante del Castigador, pero desde el lado de los buenos. Pero todas esas sub historias son abandonadas o concluídas de manera expeditiva, y al libreto no le interesa en absoluto desarrollarlas. De ese modo, el film queda como un festival sangriento al que le interesa solo la violencia y no las motivaciones. Y por ello, los personajes nunca llegan a ser tridimensionales, y al público no le interesa demasiado la suerte de ellos.
Punisher: War Zone es apenas correcta. Es violenta e implacable, pero a la vez es hueca. Podría haber repuntado un poco si los villanos no fueran dos idiotas que sobreactúan, y eso podría haber compensado la falta de originalidad. Así como está bien podría haber sido una entrada típica de las secuelas de El Vengador Anónimo, sin demasiado brillo.
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