domingo, 1 de diciembre de 2013

Critica: JUMPER

Esta película está basada en la novela Jumper (1992) de Steven Gould. Pero, a decir verdad, sólo toma algunos conceptos y después decide explorar libremente algunas de las posibilidades de la premisa, creando su propia mitología. Para ello el libreto cuenta con el respaldo de David S. Goyer, responsable máximo de algunas de las mejores adaptaciones de historias de superhéroes de los últimos años como Blade, The Crow o Batman Inicia; y en el sillón del director está Doug Liman, el creativo que diera a luz Sr. y Sra Smith y la exitosa La Identidad de Bourne.
Y a pesar de la reunión de talentos, Jumper no termina siendo un film tan pulido como debería. Existen diferencias notables con el libro de Gould, comenzando por la madre de David que lo abandona en la adolescencia, el muchacho que escapa de su padre abusivo y comienza a realizar pequeños actos de heroísmo, hasta la muerte de la madre a manos de terroristas aéreos, tras lo cual David comienza a realizar trabajos eventuales para la inteligencia americana, cosas que directamente no figuran en la película. Como puede verse, el relato de Gould es bastante más modesto que el del film, pero está mejor redondeado. Aquí en cambio Liman, Goyer y Cia han decidido crear algo más épico planeado como una saga... con el problema de que el relato queda amputado al final de la película, dejando a los espectadores a la espera de la secuela pertinente. No es que Jumper termine de manera tan trunca como, por ejemplo, Kill Bill vol. 1, pero al menos un par de historias quedan inconclusas.


 En Jumper el protagonista David Rice puede teletransportarse a cualquier parte, al mejor estilo de Nightcrawler en X-Men 2. Basta con que mire una foto o imagine el interior de algo, y ya está allí. No es una premisa harto interesante, aunque la película pone empeño en ir agregándole algunos detalles que no lo hagan rutinario - como por ejemplo, teletransportar autos u objetos en movimiento, e incluso edificios -. Esto también sirve para construir las escenas de acción, que van de lo correcto a lo muy bueno, y que incluso generan algunas secuencias muy graciosas de la película. Los FX están más que ok, y uno no puede quejarse en ese sentido.
Los problemas del film pasan por otros aspectos, en especial el dramático, que directamente no funciona. Aquí hay una familia destrozada por el abandono de hogar de la madre, hay un chico con problemas de personalidad que descubre sus superpoderes y decide irse, y después se encuentra viviendo la gran vida de un modo absolutamente egoísta. No sólo todo esto está contado a la carrera (y no da tiempo para sentir algo por el personaje), sino que carece de profundidad como si fueran simples mecanismos del guión para que, a los 15 minutos, veamos a Hayden Christensen viviendo como un millonario. Por ejemplo, uno queda totalmente en ascuas para definir si el padre de David es realmente un mal tipo, y en general toda la impresión que da es que se trata de un adolescente crecido, mal criado y egoísta. Conociendo el alcance de sus poderes, David puede ver escenas de una inundación por la TV sin siquiera inmutarse o salir corriendo a ayudar a esa gente en apuros. A todo esto se le suma la relación con el amor de su adolescencia que está narrada de una manera muy tosca - Millie viaja y permanece un montón de tiempo con David sin increpar seriamente cómo un chico de 23 años puede llevar semejante vida; cuando pregunta algo de esto, ya está en Roma con él y en un hotel 5 estrellas -.

Y siguiendo con los elementos rústicos de la historia, el otro factor es la supuesta mitología detrás de todo el asunto. Aquí hay una guerra subterránea entre Saltadores y Paladines (una especie de inquisidores que van asesinándolos por todo el mundo desde épocas inmemoriales) que es mencionada al pasar, pero a la que nunca se le da una explicación profunda como amerita. De hecho, uno nunca sabe si los Paladines son una secta o tienen alguna condición especial que los diferencie de humanos comunes. Sumemos a esto lo brevísimo de la historia de la madre de David, y podrá verse que todo el cariz dramático del argumento resulta realmente brusco, como si al film le faltaran partes.

La actuación tampoco es muy pulida. Samuel L. Jackson hace de un villano pálido simplemente por falta de buenas líneas de diálogo; Hayden Christensen sigue siendo tan duro como en sus días en Tatooine y, salvo la buena perfomance de Jamie Bell como el inestable Griffin, nadie en el elenco parece tener demasiada sangre en las venas.

Donde Jumper funciona es como entretenimiento pasatista. Las cosas siempre están en movimiento, y hay un par de escenas notables, en especial cuando David se encuentra con Griffin que es otro Saltador que no anda muy bien en sus cabales. Pero al final el film termina por ser frustrante en varios sentidos, ya que hay historias y conceptos que daban para mucho más y que la producción decidió reservar codiciosamente para una secuela.

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