Los Cuatro Fantasticos son el gran antecedente de los equipos de super héroes en el mundo del comic. Nacieron de la pluma de dos de los patriarcas del género, Stan Lee y Jack Kirby, en 1961, como una respuesta de Marvel a La Liga de La Justicia de la DC Comics. En poco tiempo Los 4 Fantasticos pasarían a ser uno de los títulos más vendidos de la editorial, y con el tiempo tendrían su propia serie animada.
La popularidad del equipo fantástico nunca mermó, a pesar de la aparición posterior de otros teams más exitosos comercialmente como los X Men. En plena euforia del Batman de Tim Burton a finales de los 80, el proyecto de llevar a la pantalla grande al equipo de super héroes se hizo sentir con fuerza, pero los efectos especiales de la época terminaban por asustar a los productores, concibiéndola como una película difícil de filmar y muy cara de financiar. Entre los primeros que olfatearon que se avecinaba una moda de cine de super héroes se encontraba Roger Corman, quien adquirió los derechos cinematográficos a la Marvel por unos años. Pero en 1992 Corman no había filmado aún nada y Chris Columbus - el director de Mi Pobre Angelito y las primeras aventuras de Harry Potter - estaba más que interesado en llevar los personajes al cine. Corman, viendo que el tiempo límite de posesión estaba por expirar - y que si mantenía los derechos podría pedirle a Columbus un suculento pago -, decidió jugarse un par de millones de dólares - un presupuesto risible - para rodar una versión de Los 4 Fantasticos con tal de poder retener el poder sobre los personajes.
Así es como nació Los Cuatro Fantásticos (1992), un film concebido para ser cajoneado (nunca exhibido) que hasta el día de hoy no ha obtenido circulación comercial, si bien con el correr del tiempo comenzaron a surcar copias piratas en la Internet. La realidad es que la versión producida por Corman es terrible, con un guión lamentable y unos efectos especiales espantosos - pronto comentaremos el film -. Lo cierto es que la película mainstream tardaría 13 años más en llegar a las pantallas, con Columbus ahora en el rol de productor, y con Tim Story (Barbershop) en la dirección.
Y si la versión de Corman era mala, Los Cuatro Fantásticos (2005) de Story no era mucho mejor. Los efectos especiales eran descomunales, pero ahora es raro de que un film venga con FX de mala calidad. El problema pasaba por la dirección, el guión y los actores elegidos (o sea... todo el filme!). Era una película realmente chata, digna de un telefilm, con escenas mal logradas (la primera demostración de los poderes del equipo en la secuencia del puente está tristísimamente guionada), un villano blando, y un protagonista insípido y sin carisma. El film hizo una buena taquilla y nos llega ahora esta secuela.
La verdad es que, proveniendo del mismo equipo técnico, Los Cuatro Fantasticos y Silver Surfer es una película mucho mejor que la mediocridad original, pero aún así sigue siendo un film apenas correcto. Los actores al menos han crecido un poco dentro de sus personajes, y Julian McMahon inspira un 5% más de amenaza en vez de hacer poses de galán barato. Michael Chiklis pierde bastante de su gracia y protagonismo, pero al menos el guión le da algo más de carnadura a Ioan Gruffudd y Jessica Alba, si bien el drama tiene el mismo vuelo que el de una telenovela. Personalmente no me desagrada el desarrollo ya que por lo menos intenta construir un poco a los personajes. El único que mantiene el carisma intacto es Chris Evans, que le da algo de vida al filme.
Pero los problemas de la película no pasan por el equipo fantástico ni por Victor Von Doom - al menos se han superado -, sino por la trama central. Silver Surfer es uno de los héroes más venerados del panteón de la Marvel - apareció primero en la tira de Los Cuatro Fantasticos y después tendría su propia historieta -, pero aquí revela poco y nada. En el comic el surfeador plateado era un mensajero de Galactus, el ente alienígena devorador de mundos, quien llegaba a cada planeta para preparar la llegada de su amo. Pero dicha tarea le imponía un enorme conflicto de conciencia - ayuda a Galactus a arrasar otros mundos con tal de preservar a su planeta natal de su ira -, y al conocer a los fantásticos decide traicionar a su amo. Galactus lo condenaba a permanecer en la Tierra mientras Silver Surfer ayudaba a los terrícolas y se afligía por las masacres que había ayudado a cometer.
Mientras que en la historieta Silver Surfer terminaba por ser un filósofo que cuestionaba sobre la esencia de la naturaleza humana, aquí el personaje queda sepultado en medio de una gran palabrería rutinaria. Los militares burócratas, los perversos planes secretos de Doom, las rencillas internas dentro del equipo fantástico. Es cierto que Silver Surfer sigue conservando su figura enigmática, pero no es reflexivo y resulta muy lacónico en comparación a sus banales compañeros de reparto. A pesar de todo lo que anuncie el título, el villano aquí vuelve a ser Doom - reciclado una vez más - en vez de Surfer o Galactus.
Y lo que es peor, es la concepción que Story hace de este último personaje. En el comic era un gigante de cientos de metros de altura, pero acá aparece como una enorme nube espacial al estilo de V´yger de Viaje a las Estrellas: La Película. ¿Por qué?. No sólo desvirtúa totalmente la naturaleza de uno de los personajes más conocidos del comic, sino que además el final es descomunalmente expeditivo, arbitrario y sin sentido. Toda la amenaza que genera el film - la llegada de Galactus, el desenlace del Armagedón - es resuelto en los dos minutos finales de un modo totalmente ilógico.
Los personajes funcionan algo mejor, las secuencias de acción son bastante intensas... pero todo el mérito que venía haciendo Story para redimirse termina por hundirlo con las arbitrariedades del final, absurdas para el espectador común y totalmente sacrílegas para el fan del comic. En lo personal considero que Tim Story no merece volver a dirigir un film de super héroes ... ni ninguna otra cosa que se mueva en el celuloide.
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