The Punisher es un personaje de stock que surgió como villano eventual en la saga lider de la Marvel, The Amazing Spiderman, en Febrero de 1974. El personaje - un vigilante ensañado con Arañita - terminaría siendo muy popular, reiterando sus participaciones en la serie hasta 1986, año en que obtendría una edición especial propia y culminaría en convertirse en uno de los héroes más populares del panteón Marvel en aquel momento. Pero con el tiempo iría perdiendo lustre y volvería a un segundo plano. Interesante de mencionar es que el caracter fue creado por Gerry Conway, un autor de comics que alternaria toda su carrera con puestos tanto en la Marvel como en DC Comics, mérito que lo calificaría como idóneo para desarrollar el primero de los famosos crossovers entre ambas editoriales - Spiderman vs Superman - en 1976.
Pero como personaje de comic, The Punisher es un caracter algo bizarro. No es un super héroe sino un vigilante - un hombre que hace justicia (y ajusticia) por mano propia - sin ningún poder especial que lo destaque del resto de los humanos. Es cierto que hay muchos superhéroes que entran en esa categoría - desde Batman hasta el Capitán América, humanos sin más destreza que su ingenio o su fuerza física -, pero al menos esos personajes suelen desarrollar historias dentro de climas más fantásticos, proveerse de fabulosa tecnología o bien luchar contra supernaturales villanos. Por el contrario, The Punisher es más mundano y lo único que lo califica como héroe de comic - exteriormente - es el clásico disfraz ridículo que se le suele poner a todos los héroes, aquí caracterizado por uniforme negro, guantes y botitas blancas y una enorme calavera en el pecho. Dejando de lado su apariencia, The Punisher no deja de ser un clon de Charles Bronson en El Vengador Anonimo, calcando hasta su historia de origen.
Mucho de su origen se debe, probablemente, al agotamiento creativo del género de superhéroes que sufría la década del 70 - y que de cierto modo se extiende hasta hoy -. Así como Blade tomaba al blaxpoitation y adaptaba a un super héroe negro sobre el modelo de Shaft (1971), a mediados de la década - si estaban de moda las películas de vigilantes - la Marvel decidió tener uno. Pero aún dentro de la línea editorial de la Marvel The Punisher sigue siendo bizarro, simplemente porque se trata de un asesino a sangre fría que dista mucho de los super héroes nobles y conflictuados de la editorial. La Marvel sabía esto - por eso dilató 12 años la publicación de la primera tira exclusiva de El Castigador -, pero los números terminaron por mandar.
Cinematográficamente el personaje tuvo una primer adaptación en el telefilm The Punsher (1990), producido por John Woo y con Dolph Lundgreen en el caracter central. Mas allá de sus irregularidades, es una película disfrutable. Pasarían 14 años hasta que llegara la versión para la pantalla grande, dirigida por Jonathan Hensleigh - que hasta entonces era conocido como guionista, entre otras cosas, de Duro de Matar 3, El Santo y Armageddon -.
Pero El Castigador es una película realmente chata. No es un film malo - por el contrario, es bastante entretenido - pero a uno le da la impresión de que se trata de una historia incorrectamente dirigida. Desde que Charles Bronson vengó a su familia en 1974, miles de justicieros anónimos han poblado las pantallas de los cines con mayor o menor éxito, y el género está saturado. Cuando la misma historia se ha contado tantas veces, es necesaria una aproximación diferente. En este caso lo que le falta a El Castigador es estilo; desde el punto de vista de la fotografía la película debería haber sido filmada con el personaje entre sombras, casi como un film negro de los 40 - por ejemplo, seguir el mismo estilo de Underworld, con personajes fashion y en pose -. Incluso dándole un aire sobrenatural - a fin de cuentas, Castle se transforma en una especie de angel vengador -. Debería ser un personaje amenazante, y uno al cual se le note que se le ha muerto la humanidad que gozaba en su vida anterior.
Pero no. Aquí no pasa de ser un seudo Rambo urbano, armado hasta los dientes, dotado de una linda camiseta, y que eventualmente florece su sangre fría en algunas escenas, pero que las alterna con pasos de comedia, personajes bizarros - como sus vecinos -, y un villano sin carisma. Cuando un film se plantea en tonos tan trágicos como los de una venganza, el héroe no puede bromear - como la larga pelea con el asesino ruso, que parece parodiar a la también bizarra pelea en el spa de Sean Connery en Nunca Digas Nunca Jamas -. A esto se suma John Travolta que sólo es eficiente cuando hace de matón simpático, pero en el rol de villano - aquí, en Broken Arrow o en la bizarra Battlefield Earth - es malísimo y no convence a nadie. Travolta al menos está algo más restringido por el director, pero también es cierto que el papel no está todo lo desarrollado que debiera.
No deja de ser un film standard. Lo de heroe de comic se perdió en algún lado, y a lo sumo es otro clon de El Vengador Anonimo con alguna que otra escena interesante. La película resultó ser un modesto éxito y ya hay planeada una secuela para el 2008.
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