Scream 3 es el último filme de la trilogía creada por Wes Craven y Kevin Williamson en 1996. Para estas alturas Williamson ha decidido quedarse en un segundo plano y aportar ideas, mientras que el libreto ha caído en manos del recién llegado Ehren Krueger (que escribiera, entre otras cosas, The Skeleton Key y Transformers: La Venganza de los Caídos). El resultado final es entretenido pero parece una copia de segunda mano de los libretos típicos de Williamson; y es una imitación a la que le falta una horneada.
Por un lado, he aquí un puñado de buenas ideas propias de Williamson. Por ejemplo, que la historia se transforme en una metaficción (están asesinando a los actores de un filme basado precisamente en dicho homicida) termina de revivir la vena autorreferencial que tenía la serie - los protagonistas saben que están en un filme de terror y conocen sus reglas -. Bueno, eso y un video post mortem del nerd cinematográfico de Jamie Kennedy, que detalla las reglas de las terceras partes de las trilogías. El problema, en ese punto, es que Williamson cometió el gruesísimo error de matar a Jamie Kennedy en la segunda parte, que hacía las veces de su alter ego y era la esencia de la saga Scream. Acá el libretista se dió cuenta de su moco, y se manda un emparche no muy creíble; el filme precisaba un clon de Jamie Kennedy en pantalla todo el tiempo. Sin él, la saga de Scream se transforma en un slasher más, común y silvestre.
El traslado de la historia a Hollywood es algo artificial, y aún más rebuscada es la historia de origen / motivación del asesino. A esta altura el proceso de insertar asesinos imitadores con máscaras fantasmales está unido con saliva. También se resiente el hecho de que el libreto original fuera pirateado por Internet y el guionista tuviera que reescribir sobre la marcha - de hecho se rodaron 3 finales con asesinos distintos, lo cual indica que el dato de su identidad es meramente anecdótico y no la conclusión de un proceso deductivo como en el filme original -. El filme intenta compensar esa falta de coherencia con muchos cameos (están Roger Corman - otrora productor de toneladas de filmes B de los años 60 -; Jay y Silent Bob de la saga Clerks; y Carrie Fisher en un papelito hilarante como una bibliotecaria que fuera candidata al papel de Princesa Leia en La Guerra de las Galaxias "pero perdí con Carrie Fisher, simplemente porque ella se acostó con George Lucas"), bastantes escenas de acción y buen ritmo. El tema es que en ningún momento genera algo memorable (como la secuencia precréditos de Scream y Scream 2), y todo termina siendo algo traído de los pelos.
Scream 3 es potable pero no deja una impresión duradera. Quizás el tema pase porque la idea del asesino suelto en Hollywood y matando a los actores de un filme slasher está algo desperdiciada. Hay excelentes actores secundarios como Parker Posey y Patrick Warburton relegados a papelitos deslucidos. Aquí había un gran potencial que quizás se hubiera podido cristalizar si Kevin Williamson hubiera escrito el libreto de su puño y letra. Pero así como está, sólo cumple su función de terminar la trilogía con cierta dignidad.
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