domingo, 1 de diciembre de 2013

Critica: SCREAM

Para los años 90 el cine de terror había entrado en crisis, y especialmente el subgénero del slasher prácticamente había desaparecido. Los filmes con maníacos dotados de gigantescos cuchillos habían tenido su época de gloria en los años 80, con Martes 13 (1980) y especialmente Halloween (1978) - el clásico que iniciaría toda la moda -. Pero en 1996 los slashers estaban en decadencia, a excepción de las interminables y terribles secuelas de alguno de los títulos antemencionados. Scream aparecería de la nada, reconstruiría el género y desataría la moda del neo slasher, lo que continúa hasta nuestros días con títulos como Valentine y toda la avalancha de remakes de clásicos del sub género - Martes 13, The Texas Chainsaw Massacre, Halloween, Prom Night, etc -.
El 90% de los slashers caen dentro de la categoría de pornografía del terror. Vale decir, lo único que interesa es lo novedoso y sangriento de las muertes, y el resto es un bodrio interminable de malos diálogos y pésimas actuaciones que están de relleno. El enorme mérito de Scream es que el relleno aquí es tanto o más divertido que los asesinatos. Realmente es un filme muy nerd - prácticamente todo el libreto se dedica a referirse a clásicos del género; hay cameos de íconos del terror como Linda Blair y Wes Craven (vestido como Freddy Kruger y figurando como el oficial de limpieza de la escuela), e incluso recrea secuencias de otros filmes como el acoso telefónico a la niñera con el asesino dentro de la misma casa -, y pareciera una película hecha por fans para fans, muy como los de Joe Dante. Sin embargo la fórmula resultó ser enormemente popular, quizás porque el slasher tiene muchos más adeptos de lo que uno piensa. Todos los filmes de terror posteriores a Scream vendría con esa onda autoreferencial - los protagonistas conocen las reglas que postula Jamie Kennedy aquí, saben de que se encuentran en un filme de terror -, y pondrían al slasher nuevamente de moda.


 Lo que tiene de bueno Scream que homenajea a la vez que pulveriza los clichés de este tipo de películas. La protagonista tiene sexo y no muere; la amiga de Sidney se burla del asesino, diciéndole que no la puede matar porque así no podrá aparecer en la secuela; e incluso en el final barre de un plumazo con la truculencia de turno de que los maníacos siempre regresan de la muerte para el último susto. En realidad es una comedia con toques de horror, pero al momento de la tensión Wes Craven la filma de manera impecable. Yo soy un no convencido de la justicia de los títulos de los supuestos maestros del terror - pueden dirigir ok las matanzas, pero son incapaces de generar libretos decentes -, pero aquí Craven tiene las manos libres ya que cuenta con un guión muy bueno de Kevin Williamson.
Scream es pura diversión. Las actuaciones son notables, el asesino parece torpe pero termina siendo expeditivo, hay mucha sátira al género y tiene un gran ritmo. Vendrían dos secuelas más, en donde la dupla Craven - Williamson empezarían a hilar cada vez más fino, demostrando de que la novedad con el tiempo termina por desgastarse. Pero en su primera entrega, el entretenimiento no tiene descanso, y se transforma simplemente en un clásico instantáneo.

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