domingo, 1 de diciembre de 2013

Critica: THE INCREDIBLES

Los Increíbles es un producto de Pixar, la compañia que incendió las pantallas en 1995 con Toy Story, demostrando al mundo lo que se puede hacer con la animación digital en el mundo de los cartoons.
En general todos los productos de Pixar son de muy buenos para arriba; innovadores en lo técnico, espléndidamente guionados, y con una dirección que roza la perfección. Pero después de Toy Story 2 (1999) y Monsters Inc. (2001), algo de mojo se les ha perdido a la compañía digital. No es que los productos hayan bajado la calidad - por el contrario, es difícil que Pixar produzca un filme malo, y hasta ahora no ha sucedido -; pero hasta el 2001 todos sus filmes funcionaban perfectamente para toda la familia. Adultos y niños disfrutaban espléndidamente sus películas. El tema es que a partir de Buscando a Nemo (2003) la Pixar empezó a polarizar sus filmes. Y si Buscando a Nemo es una aventura decididamente infantil, el filme siguiente - que es el que nos ocupa - es completamente adulto.

No es que Los Increíbles contenga sangre ni nada shockeante - si bien hay algunos personajes que mueren en el medio -; hay que aclarar bien este punto. En Nemo, como espectador me aburrí pero los niños la disfrutaron. En Los Increíbles me enganché mucho más pero la platea infantil terminaba por dormirse entre las largas escenas de exposición hasta el momento de las explosiones y persecuciones.

Este es lo que podríamos llamar el dilema de las marcas y vehículos fílmicos usados para una idea versus la platea que busca como destinatario de dicho producto. Es un problema similar al de 20.000 Leguas de Viaje Submarino - otro producto Disney que sin duda aburre a la platea infantil, pero fascina a los adultos -. Acá la presencia de Pixar, Disney y animación computada suena a la misma tradición de Toy Story. El tema es que el filme, por el contrario, es mucho mas denso y rico en ideas que supera ampliamente lo que un público infantil podría digerir.

Y es que si Los Increíbles hubiera sido filmado con actores de carne hueso y escenarios reales, bien podría ser una película de género enfocada a adultos. Con algunos pequeños cambios éste debería haber sido el film que Los 4 Fantásticos no fué (la película de Tim Story es descomunalmente blanda y carente de interés); los personajes prácticamente tiene los mismos poderes que la familia Richards; la trama con los super robots desplegados en las ciudades es más propio de la tira de la Marvel; e incluso la tridimensionalidad e interacción de los personajes es millones de años luz superior al decepcionante film del equipo fantástico. Hasta Syndrome tiene más personalidad que el Dr. Doom.


 Pero hay muchos guiños al género; el supuesto romanticismo en el diseño artístico del film (autos, edificios, mobiliarios parecen salidos de un catálogo de art deco, o bien de las tiras animadas de Superman de los años 40); también toma un par de ideas de la historieta de culto Watchmen donde en el futuro los super héroes están proscriptos. Hay muchas ideas muy ricas en el film, y el guión como la dirección - de Brad Bird, el creador de The Iron Giant - son muy buenos. El tema es que el libreto se preocupa mucho más en analizar las posibilidades de la situación - la proscripción de los superhéroes, su vida familiar en el anonimato, los lazos sentimentales - que en intentar alivianar estos propósitos y darle más humor y ritmo. Para un filme destinado a adolescentes y / o adultos funciona, para un film infantil no. Obviamente cuando llegan las secuencias de acción son descomunales - Pixar sigue exhibiendo su prodigioso manejo de la técnica, que ningún estudio hasta ahora puede igualar - y altamente entretenida, pero buena parte de la película se empecina en el análisis introspectivo de la familia Parr. Hay cierto desbalance que lastra al filme y hace que no todos los públicos puedan apreciarlo (o disfrutarlo) por igual.
Sigue siendo un formidable film, pero sus aristas tienden más a ser una película para fans de las historietas que para todo el público. Es inteligente, está bien construido, pero le falta la chispa que hacía que las películas de Toy Story funcionaran para todos.

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