sábado, 23 de noviembre de 2013

Critica: BATMAN (1966)

Mientras escribo esta reseña, tengo en mi escritorio una réplica del legendario Batimovil de la serie de 1966. Cada vez que lo veo me resulta una fuente de inspiración, como una (bati) señal que me indica la guía que debo seguir cada vez que elijo y reseño un film.
Y así como quien escribe estas lineas, hay un montón de gente en sus cuarenta (o mayores aún) que conservan un vivo recuerdo de la serie de culto que los hizo soñar en su infancia. No importa si usted no es como yo, y simplemente no es de los que compran merchandising de sus ídolos. En mayor o menor medida todos hemos gozado con el Batman de Adam West, riéndonos, disfrutando sus disparates, gozando su humor blanco y atemporal.

Ya hemos comentado los orígenes del personaje en la reseña de la versión 1989 de Tim Burton. En los primeros años de publicación del comic, Batman demostró ser un suceso, y pronto el personaje terminaría siendo adaptado al cine pero en forma de serial. La primera versión vendría en 1943 con Lewis Wilson como el encapotado y Douglas Croft como el joven maravilla en un serial de 15 capítulos producido por la Columbia, donde el presupuesto era una lágrima - el dúo manejaba un Cadillac negro a falta de un auténtico Batimovil, y los trajes lucían horrendos -; el villano de turno era un espía japonés que tenía un dispositivo para controlar la mente de las personas, algo más propio de otros seriales (p.ej. Dick Tracy) que de Batman, pero dado la época en que fué rodado, casi todas las producciones de entonces solían funcionar como propaganda de guerra camuflada.

La segunda adaptación del personaje vendria en otro serial de la Columbia de 1949, Batman y Robin. Robert Lowery era Batman y Johnny Duncan hacía de Robin. Aquí combatían a un villano enmascarado conocido como el Hechicero. Como el anterior, era otra producción absolutamente olvidable.

Posiblemente el mayor aporte de ambos seriales fue contribuir algunos conceptos que la DC Comics terminó por incorporar a la historieta, y ya son parte de su folklore. Desde la idea de la Baticueva hasta el perfil delgado y con fino bigote de Alfred. En el segundo serial ya figura Vicki Vale, la misma reportera que aparece en Batman (1989) de Tim Burton.

Pero para principios de los 60, los superhéroes estaban comenzando a entrar en decadencia. En ese entonces Ed Graham se le ocurrió proponer a la CBS y a la DC Comics una serie basada en el personaje, pero las negociaciones fallaron. La DC entonces se fue a golpear las puertas de la cadena televisiva ABC, y estos terminaron por darle el proyecto a William Dozier. Dozier comenzó a relevar la popularidad del personaje - en ese momento se estaba dando un pequeño revival, con frecuentes proyecciones privadas de los seriales de los años 40 -, pero terminó por descubrir que la audiencia en realidad festejaba los bajos valores de producción de los mismos. El ver a un Batman notablemente gordo manejando un auto de calle, y cosas por el estilo. Allí fue cuando Dozier se presentó a la ABC con una propuesta radicalmente diferente: filmar la serie en un salvaje tono camp, y con un estilo marcadamente pop. El proyecto cuajó, y el resto es historia.


 Como ya hemos comentado en algún momento, Batman (1966 - 1968) terminó por convertirse en una de las series de culto más amadas y populares a nivel mundial. Aún hoy, si uno sintoniza algún capítulo en cable, se transforma en una auténtica delicia. No sólo es el humor absurdo, los villanos disparatados, las tramas ridículas, los fabulosos gadgets que le vuelan la imaginación a más de uno (a mi juicio, el Batimovil de la serie es el auto más hermoso de la historia del cine y la TV; los coches fantásticos de los filmes de Burton, Schumacher o incluso Nolan carecen del estilo y belleza del Lincoln Futura adaptado para la tira). Es también el enfoque de parodia, las tomas inclinadas ("porque el mal es torcido y así debe fotografiarse"), los "kapow" y "punch" de las peleas, las santas batiexclamaciones de Robin.... son muchas cosas únicas e irrepetibles.
Lamentablemente el film que Dozier y compañía decidieron generar para la pantalla grande (y seguir explotando la Batimanía) carece de toda la eficacia de la serie de TV, lo cual es muy triste. Los problemas pasan, como es usual, por el director y el guionista. Martinson es el típico director televisivo (viendo su historial - Barnaby Jones, Mannix, Dallas, Quincy, Chips... - , es más fácil nombrar una serie de TV de la cual Martinson no haya dirigido siquiera un capítulo), y por lo tanto un individuo absolutamente chato. Semple Jr (que era el guionista en jefe de la tira, y que años más tarde será el padre del horrendo King Kong producido por Dino de Laurentiis) era un tipo que a esta altura conocía de sobra al producto. Sin embargo entre los dos no logran crear ni un momento memorable en la película, y toda la comicidad parece forzada. Esto también tiene que ver con la falta de clima que genera Martinson - la secuencia inicial de la investigación del barco es eterna, y el chiste del tiburón que muerde la pierna de Batman llega demasiado tarde -. En general todo el film parece una sucesión de chistes contados por un mal humorista, que no conoce los tiempos y los remates, y los termina arruinando.

Otra de las cosas que uno puede observar, es que la película cuenta con un presupuesto bastante generoso que la producción no supo muy bien cómo utilizar. Lo cual termina en un montón de tiempos muertos para mostrar paisajes, dispositivos, mansiones, bati lanchas y bati helicópteros (sin dudas, con la mira puesta en la venta de merchandising) que eran inaccesibles con el presupuesto habitual de la serie. Ver cinco minutos de vuelo del baticóptero termina por cansar (ídem con la lancha), y encima los personajes no hacen nada significativo. El film, en esas escenas, se transforma en un flagrante infomercial de futuros juguetes, pero aburren a la mayoría de la audiencia.

Pero cuando por fin despega la trama, termina por resultar excesivamente burocrática y sin demasiada gracia. La resolución de los acertijos de The Riddler es abominable y sin chispa; e incluso todos los personajes parecen haber perdido su carisma humorístico. El único momento realmente memorable e hilarante es cuando Batman debe deshacerse de una bomba, mientras se le cruzan cochecitos con bebés, bandas del ejército de salvamento, bandadas de patitos, niños, marineros y todo tipo de gente. Pero lamentablemente el resto del film carece de la misma comicidad.

Me resulta triste decirlo pero Batman es un film mediocre. Hay algunos escasos momentos pero no alcanzan a repuntar la calidad de la película. Posiblemente tenga que ver con que lo mismo, en formato de media hora, era más conciso e hilarante. Pero así como está, toda la anécdota parece muy estirada y con demasiados tiempos muertos en el medio. Si desea reírse, le recomiendo que mire cualquier capítulo de la serie, o el notable telefilm reunión Regreso a la Baticueva: Las Desventuras de Adam y Burt, que es muchísimo más gracioso que esta pálida versión de ese maravilloso fenómeno de culto que fue la tira de los años 60.

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