sábado, 23 de noviembre de 2013

Critica: RESIDENT EVIL

Los zombies eran cosa del pasado - más precisamente del debut de George A. Romero La Noche de los Muertos Vivientes (1968) - hasta que Danny Boyle los resucitó (!) en 28 Dias Después (2002) y demostró que era un género barato y rentable. ¡Para qué!. Disparó toda una oleada de zombies que llega hasta nuestros días, reviviendo la carrera de Romero, trayendo remakes como El Amanecer de los Muertos (2004), secuelas como 28 Semanas Después (2007), amén de Rec, Quarantine, Zombies en el Avión... y toneladas de filmes de todo tipo de calidad y color.
Hace rato que la versión para la pantalla grande del juego Resident Evil venía dando vueltas por los estudios, e incluso el propio George A. Romero estuvo atachado al proyecto en algún momento. Pero el que terminó por llevar el gato al agua fue Paul W.S. Anderson, que venía de adaptar Mortal Kombat (1995) y tenía su propia experiencia en llevar videogames a la pantalla grande. Pero experiencia no te convierte necesariamente en un experto, y la prueba está a la vista. Anderson filma prolijo y barato, pero no deja de ser chato - no hay nada aquí que resulte demasiado excitante -. Si el problema tan sólo fuera ése, Resident Evil (La Maldad Residente) hubiera quedado en un típico filme serie B que no asusta mucho en el apartado de terror y, en cuanto a la acción, se queda algo corto. Sin embargo el defecto más grave de la película es que parece sufrir del síndrome Roger Corman: cuando la filmación de una película se demoraba / encarecía demasiado, Corman arrancaba páginas enteras del libreto y rodaba guiones mutilados. Acá la edición tiene horrores de continuidad y pareciera no importarle a nadie - en una secuencia la Jovovich está hablando tranquilamente con alguien sobre su pérdida de memoria... y en la siguiente están corriendo con miles de zombies detrás, los que salieron de la nada; todo el equipo está atrapado en la sala de la computadora maestra, y en la próxima toma aparecen en unas alcantarillas que se caen a pedazos -. Y así pasa todo el tiempo con la trama, que pega unos repingos enormes de lógica y continuidad. La última vez que sufrí semejante sensación de abandono fue con La Hora del Vampiro (1979), en donde los protagonistas estaban ok en una secuencia, y en la otra había muerto medio pueblo. ¿Qué pachó?


 Aparte de las mutilaciones y de la chatura, Resident Evil padece de pésimos diálogos y horrendos personajes. Está Michelle Rodriguez - que mira a todo el mundo como si estuviera en mitad de un ataque de epilepsia, o fumada con alguna droga de mala calidad (que es lo más probable) -, a la que muerden a los cinco minutos y uno se pasa todo el filme esperando que se transforme en un zombie / mutante (cosa que ocurre cuando el libreto lo precisa); hay una computadora sabihonda, pedante y vengativa; y hay un cast mayoritariamente masculino que es incapaz de hacer algo como la gente (incluyendo a James "Solomon Kane" Purefoy, en uno de sus primeros papeles). La que salva las papas del fuego es Milla Jovovich (idola oficial de esta sección), que pelea y actúa como si ésta fuera una película decente, aunque lamentablemente su papel está tan diluído que apenas tiene protagonismo.
Resident Evil no es el mejor comienzo para una saga - cualquier otro director hubiera hecho algo mejor -. Pero ya que costó poco y recaudó bien alguien dio el visto bueno para lanzar una serie, con lo cual Resident Evil se ha transformado en la adaptación cinematográfica más exitosa que se haya hecho de un videojuego. La serie levantaría mucha puntería en la siguiente entrega Resident Evil 2: Apocalipsis - gracias al afianzamiento de la Jovovich como protagonista - y seguiría dando secuelas hasta el día de hoy.

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