El Capitán América es un super héroe de contenido patriótico creado en 1940 por Jack Kirby y Joe Simon para la Timely Comics (quien más tarde devendría en la Marvel actual). Es la respuesta de la Marvel a Superman (1938) de la DC. Junto con otros héroes de la misma época (como la Mujer Maravilla de la DC, creada en 1941), tendrían un sentido panfletario al realzar el patriotismo en épocas en que los americanos estaban luchando a brazo partido contra las fuerzas del eje y el destino de la guerra era incierto.
Pero, posiblemente de toda la camada de su generación, el Capitán América es el mas insulso de todos ellos. El problema pasa porque es un personaje sin demasiado misterio - es un individuo común, que posee superfuerza, un escudo y un disfraz con alitas en las orejas -. Al menos Superman es alienígena y Wonder Woman es una amazona llena de artilugios fantásticos. Es difícil concebir como excitante a un superhéroe que va a pie a todos lados. La prueba de la rápida caducidad de su concepto es que el Capitán América desapareció de las estanterías apenas entrados los cincuenta. Sin nazis para combatir, eventualmente los comunistas pasaron a tomar el rol de villanos. Pero recién en los 60, con Stan Lee dirigiendo la batuta de la Marvel, el superhéroe pareció encontrar su nicho en The Avengers y otras historietas de equipos de justicieros hasta encontrar sus pies en la Tierra con un aggiornamiento de su historia de origen.
Para los noventa el Capitán América había tenido adaptaciones, tanto en seriales, dibujos animados como en un par de telefilmes de 1979. Pero no sería hasta que el Batman de Tim Burton disparara la locura por los superhéroes de comic que el personaje tendría su oportunidad. El problema es que caería en las manos del productor Menahem Golan y el director Albert Pyun, quienes le pondrían una lápida hasta el 2011, donde se espera una versión para la pantalla grande de la mano de Joe Johnston (Jumanji).
Capitán América es un film decididamente mediocre, con la misma calidad que una película para la TV. El film terminó archivado en las estanterías del estudio durante dos años y se lanzó discretamente en video, abandonando toda la campaña publicitaria que habían realizado para su estreno en cines. Y no resulta difícil entender el por qué. Tiene el mismo presupuesto que dos capítulos de Wonder Woman juntos, sólo que Linda Carter tenía más gracia en pantalla y atributos más bonitos. Pero está filmado de la manera más torpe y pedestre posible. No hay clima, no hay iluminación, todos los conflictos dramáticos que plantea la película son abandonados a los cinco minutos como si nada - el despertar de la criogenia, el descubrimiento de un mundo moderno sin amigos ni familiares, la muerte de Berni que es olvidada instantáneamente por su hija -, y a todas luces queda en evidencia lo perimido de su premisa. El tema es que a Albert Pyun no le calienta en absoluto crear algo de clima que permita establecer un mundo donde los tipos disfrazados puedan ser creíbles. A Rogers le hacen el tratamiento y a los cinco minutos es enviado a combatir a los nazis en un disfraz ridículo y sin demasiado entrenamiento. Al menos Batman se tomaba la molestia de aggiornar la estética, y darle argumentos para hacerla creíble. A su vez, el Capitán América es uno de los superhéroes más incompetentes que haya pisado la pantalla. Minutos después es derrotado por Calavera Roja y enviado a surcar los cielos de Washington, atado a un cohete.
Matt Salinger no está demasiado mal como Steve Rogers / Capitán América, pero su escasa expresividad no compensa su total ausencia de carisma, que al menos hubiera convertido en potable al personaje. El mayor problema del film pasa porque toda la historia podría haberse centrado en cualquier otro individuo común que en vez de un tipo disfrazado con la bandera americana. Reemplacen al Capitán América por Chuck Norris, y agregue las gotas de sci fi que implica el tema de los super soldados y la criogenia, y hubiera sido lo mismo. Uno ve escenas de la película, y piensa si no se habrá equivocado de video y habrá puesto la cinta de Gymkata (1985).
El ritmo es mas o menos así: largos momentos de chatura, una pelea deshabrida, un momento bizarro, más momentos de chatura. La persecución del Fiat 500 por parte de los Porsche de Red Skull es abrumadoramente ridícula. Del lado del mal, Scott Paulin y Francesca Neri aportan un poco de clase y gusto a sus personajes, aunque de todos modos están mal definidos. El peor ofensor de los sentidos es Darren McGavin, que desde The Night Stalker no sabe interpretar de otra manera a sus personajes que como variaciones de Carl Kolchak; y en su rol del general traidor lleno de mohines y malos chistes queda tan estridente como cuando uno pasa las uñas sobre un pizarrón.
Capitán América no es el mejor momento del personaje. Es chata, televisiva, mediocre. En sus épocas de desesperación financiera, la Marvel solía acometer semejantes barbaridades. Y aquí es un acto de masacre artística.
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