Intérpretes: Keanu Reeves, Carrie-Anne Moss, Laurence Fishburne, Hugo Weaving.
El ejército de Zion combate para frenar la invasión de los Centinelas mientras el ejército de las Máquinas penetra en su fortaleza. Su desesperada lucha puede conllevar la conservación o extinción de la humanidad.
Neo (Keanu Reeves) y Trinity (Carrie-Anne Moss) viajarán hasta la Ciudad de las Máquinas, en donde Neo se topará cara a cara con el Deux ex Machina, el máximo poder de las Máquinas, con la intención de llegar a un acuerdo para su supervivencia.
El fin de esta influyente saga de ciencia-ficción, cuya fusión entre puerilismo y pretenciosidad con ha conseguido atrapar a multitud de fans en todo el mundo principalmente en base a una enredada fabulación urdida en diferentes fuentes (literarias, mitológicas, bíblicas, el cyberpunk), el empleo de la tecnología como explotación y cauce del devenir humano y una estética impactante que ha generado multitud de facsímiles en su loable capacidad atmosférica y espectáculo visual.
Los aficionados de la serie a buen seguro que gozarán con esta extensión que reitera los modos y clichés de pretéritas entregas con esos personajes de diseño sin conexión sentimental e ínfulas filosóficas excesivas (léanse a Kierkegaard o a Sartre que a buen seguro se pasará un mejor rato, o incluso mejor, escuchen a ese gran profeta llamado Carlos Jesús, el auténtico e incomprendido Mesías de nuestro tiempo) que intentan maquillar trivialidad en los textos, altisonancia sónica y desvergonzada comercialidad con una aletargada complejidad argumental que provoque que el inteligentísimo universo Matrix sea analizado de manera latosa con adjetivos sesudos y grandilocuentes.
Los demás a evitarla por ruidosa, monótona, aburrida, fatua…
Se ven claras las intenciones de los wachowski una vez has visto la tercera y definitiva? entrega de la saga Matrix.
Después de la primera película intoductoria, que es evidente que es la mejor, no es discutible siquiera bajo mi punto de vista; los extravagantes hermanos se unieron de nuevo para llevar a cabo una segunda parte algo aíslada de las otras dos, centrandose fundamentalmente en intentar crear espectaculares escenas de acción y lucha nunca vistas en la gran pantalla, dejando de lado el argumento o minorizándolo claramente en beneficio de - de nuevo, intentar - sorprender al espectador como nadie antes lo había logrado.
Al final lograron una película menor, incoherente, forzada, con unas imágenes y escenas que probablemente sean de gran calidad técnica, y que, seguro, serán el resultado de utilizar en efectos especiales, pero que en el fondo no son más que lo aplicado años antes multiplicado por diez y evidentemente no llegan a alcanzar la importancia que consiguieron las de la primera película, que además tenían la particularidad de estar creadas al servicio de un argumento que te puede parecer original e interesante o no, pero que por lo menos existía y tenía su consistencia y filosofía.
En lo que se refiere a la tercera entrega no me desagrada del todo como pensé que lo haría, pues a pesar de sus limitaciones existe una loable intención por mantener una historia o argumento mas o menos encauzado que permite poder asistir a una interesante primera parte - siempre que sientas algún aprecio por la trilogia - con algunas escenas que logran crear algo de tensión e interés y con una lograda entrada en Sion de las temibles maquinas.
Sin embargo si la primera parte destacaba por su original argumento y sus rompedoras e innovadoras escenas, y la segunda por su derroche de medios y aparatosidad, esta tercera entrega simplemente tiene el único y excaso aliciente de poder averiguar el final de la saga - que decepcionará a los catastrofistas y gustará a los de mente lógica o racional. Todo lo demás es cotidiano y normal, no destaca por nada y esa puede llegar a ser su cruz por mor de los malacostumbrados fans.
En cuanto a sus limitaciones, al ya consabido poco desarrollo de personajes y de todo en general, se unen los típicos clichés y sinsentidos propios de las malas películas de acción, no hay suficiente profundidad en lo que plantean, si pretenden que sea el amor el elemento básico de diferenciación entre hombres y máquinas no hay suficiente emotividad y expresividad en la pantalla, necesarios para exaltar por encima de todo este universal sentimiento, y como en la anterior se cae en exceso en la mala idea de intentar buscar la espectacularidad "elevada" cuando a veces para conseguirla hay que buscar formulas más simples y no tan rebuscadas.
En definitiva, es esta tercera parte la que menos puede llegar a "destacar" y "sorprender" pero no sería justo hablar de ella como la peor pues son apreciables buenas intenciones de mejor calado y gusto que las vistas en la segunda.
Siendo, finalmente, realistas, esta claro que las dos partes estrenadas este año pierden el interes, originalidad, sugerencia e incluso inquietud que ostentaba la primera película para caer en la vanalidad, superficialidad y vaciedad de que estan hechas en el fondo Reloaded y Revolutions.
Si la primera es una pelicula imprescindible en el género de ciencia ficción las otras no pasan de ser dos más, cuyo único mérito (por lo menos el de la segunda, de la tercera aún no hay datos) es haber recudado el doble en taquilla, lo que resulta paradógico ya que probablemente esa era la intención desde el principio (Que triste).
Las máquinas continuan asediando la ciudad de Zion, a muy poca distancia del último reducto de los humanos. Mientras Neo(Keanu Reeves) se halla atrapado entre el mundo real y Matrix, de modo que Morfeo(Laurence Fishburne) y Trinity(Carrie Anne-Moss) acuden a donde Merovingio(Lambert Wilson) para convencerle como sea de que lo libere. Una vez libre, Neo consulta con el Oráculo lo que debe hacer ahora que la humanidad se halla en peligro. Su decisión final será viajar a la Ciudad de las Máquinas acompañado de Trinity, para tratar de solucionar la guerra entre humanos y máquinas, y para poder exterminar al agente Smith(Hugo Weaving), que se ha instalado en el mundo real y Matrix.
Tercera y última entrega, eso dicen, de la saga "Matrix", que en este año ha estrenado las dos secuelas que propició la original. Para muchos no ha sido más que una hábil maniobra de marketing de los hermanos Wachowsky y el productor Joel Silver para ganar el mayor número posible de dólares. Es seguro que haya parte de verdad en ello, pero no toda la verdad. Lo cierto es que los Wachowsky han creado un espectáculo más que digno, con una carga intelectual y filosófica compendio de la Edad Antigua y la Biblia, que a algunos le espantará, o les parecerá presentado como sabiduría de quiosco, pero que no es del todo desdeñable.
A mi me sorprendió y gustó la primera, un poco menos la segunda, y esta tercera me parece superior a la segunda aunque algo inferior a la primera.
La primera en su momento fue todo un descubrimiento, que todo lo que tenía de nuevo era su estética, pues las ideas del film ya se habían planteado en otras películas, algunas cercanas a ella en su fecha de estreno como "Nivel 13" o la estupenda "Dark City".
Los críticos que sólo ven cine de Truffaut le dieron un buen palo, claro está, pero su gran éxito y su influencia en muchas películas posteriores hicieron que quedara en el inconsciente colectivo de muchos como una obra maestra.
Con la segunda, la gente esperaba ser igual de sorprendida y muchos se llevaron un chasco, cayendo en el vago argumento de que la secuela la hicieron por dinero, si no hay guión, etc.
Ahora que llega la resolución, repiten los de siempre lo mismo, incluso algunos reivindican la segunda, que supuestamente era basura, pero bueno, ya se sabe que por criticar un poco no pasa nada.
En lo puramente referido a la película hay que decir que sin ser el mejor, si es un final digno para la trilogía. En esta ocasión no priman tanto las coreografías de lucha (salvo la antológica pelea final entre Neo y el agente Smith), pues la trama se centra en la defensa de Zion y el viaje de Neo a la ciudad de las máquinas.
Como no podía ser de otro modo la invasión de los centinelas sobre Zion resulta espectacular, con unos efectos especiales muy logrados, aunque para mí resultan más interesantes las secuencias en la ciudad de las máquinas (esa visión de los campos donde se incuban a los humanos).
Por lo demás, los defectos son los de siempre (Keanu Reeves resulta tan soso como siempre, por cierto, que actúa mejor con los ojos vendados. Monica Bellucci tiene un papel ridículo, mostrando su exuberancia sin más.
Y sobre todo el final, que se antoja muy bíblico y también muy simplista, de manera que a uno le viene a la cabeza la pregunta ¿todo esto para esto?).
Sea como sea, lo que está claro es que supuestamente ha llegado al fin la trilogía más influyente en el cine desde la de "La guerra de las galaxias", que ha creado un buen número de seguidores incondicionales y de detractores repetitivos.
Hay que recordar que en su momento también la trilogía de George Lucas hizo que los críticos que sólo veían cine en Howard Hawks se rasagaran las vestiduras. A todos los que critican "Matrix" y secuelas, les preguntaría si chorradas como "Piratas del Caribe", por citar un éxito reciente, son mejores films.
Entonces, ¿por qué no los mismos palos, más merecidos si cabe, para esas boberías sin contenido? Así no hacen sino confirmar la importancia de los films de los Wachowsky, pidiéndoles mucho más que a otros. Allá ellos.
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