sábado, 23 de noviembre de 2013

Critica: TERMINATOR 3: RISE OF THE MACHINES

Terminator es la creación de James Cameron y Gale Ann Hurd, que viera la luz en 1984 con la primera entrega de la saga. En un principio Terminator no dejaba de ser un film clase B con algunas buenas ideas, pero resultó ser un éxito inesperado y se transformó en uno de los íconos de culto de los 80. También fue el vehículo para el estrellato de Arnold Schwarzenegger, quien dominaría las pantallas durante 10 años, antes de que su carrera cayera en un serio declive a partir de 1996 con Eraser y filmes subsiguientes.
Por supuesto vino la continuación; pero fue una que se hizo esperar. Si uno considera la cronología de la saga, resulta claro que la meticulosidad de estudios y creativos tamizaron a niveles infinitos la calidad de todos los proyectos posibles de secuela. Sólo eso pudo explicar por qué Terminator 2 : Judgment Day llega a las pantallas a 7 años del film original. Y sólo la hábil mano de Cameron pudo sobrellevar lo que podría haber resultado en un desastre - una secuela tardía, de esas que llegan cuando el calor de la euforia se ha evaporado -.Terminator 2 también es un gran filme, con algunas ideas nuevas y bastantes conceptos reciclados de la película original.
Y pasarían ahora 12 años más para que se concretara una nueva entrega. Pero esta vez llega en medio de polémicas. Por un lado, la mayoría del elenco original (Hamilton, Furlong, Biehn) se ha perdido por el camino, fruto de negativas y omisiones. El otro aspecto es la desaparición de James Cameron de los cuarteles creativos. Sumando a esto el pobre desempeño de las últimas apariciones de Schwarzenegger en la taquilla, todo despedía un tufillo de manotazo desesperado del austríaco por resucitar su carrera, amén del oportunismo comercial de los estudios. Y a pesar de todo el empeño puesto en la producción, el film chocó con una recepción mezclada, tanto por el público como por la crítica. La taquilla fue buena, pero las opiniones no tanto.
Lo cual termina de ser injusto, y los rumores faltos a la verdad. La realidad tras las bambalinas merece otra lectura. Si bien la carrera de Schwarzenegger iba mal, Terminator 3 es su canto de cisne, ya que se encontraba embarcado en la carrera política que lo llevaría a la gobernación de California el mismo año del estreno del filme. Ciertamente Linda Hamilton no quiso volver al rol, y en cuanto a Edward Furlong, resulta bastante obvio que carece de la presencia en pantalla para representar al John Connor adulto que debería ser el líder de la resistencia en el futuro. Nick Stahl es mejor actor, si bien es cierto que su papel en el film no está bien escrito (carece de un crecimiento heroico que correspondería a la leyenda que nos han venido vendiendo en los últimos dos filmes - y, por el contrario, Claire Danes parece tomar las riendas en algunos momentos de acción en vez del personaje principal -). Y sobre "El Rey del Mundo", los rumores son exagerados. Desde que Cameron chocó su barquito en 1997, ha sufrido de un bloqueo creativo (o de pánico al fracaso), que lo ha llevado a emprender proyectos menores, mayoritariamente como productor. Nadie duda que James Cameron es un excelente director; pero analizando la serie de Terminator, la conclusión obvia es que se trata de unas pocas pero buenas ideas y que resultan geniales como excusa para un filme de acción, pero nada más que eso. No es que Uwe Boll tomó las riendas de Matrix; la saga de Terminator no es tan cerebral como la de los hermanos Wachowski. El que Jonathan Mostow tome la posta de la saga no resulta en ningún sacrilegio, en especial viendo la perfomance de su entrega.
Y es que a pesar del dogmatismo de los fans, Terminator 3: Rise of The Machines es una conclusión (?) más que digna. Es cierto que dos tercios del film son una suerte de remake expandida de Terminator 2: Judgement Day. Pero esto no es nuevo; en la segunda entrega, Cameron también se copiaba a sí mismo, y le daba algo de aire fresco al introducir al T 1000 líquido y la magia de los CGI a los ojos del público, amén de un cambio en el setup (un androide bueno contra uno malo); pero el resto del film eran correrías por toda la ciudad como en la primera parte. Mostow expande las acrobacias, e introduce a un Terminator femenino, también liquido, y con armas incorporadas. La virtud del director está en que este upgrade (de una trama ya vista) sigue siendo excitante. La persecución con el camión grua es absolutamente impresionante, y el resto de las secuencias están, por lo menos, inspiradas. No son totalmente originales: otra vez Schwarzenegger se enfrenta a la policía y no lastima a nadie, y otra vez los androides se enfrentan en una larga cacería en medio de una autopista. Pero al menos tienen el suficiente nervio como para resultar muy entretenidas.
Como la Terminatrix está la modelo Kristanna Loken. El trabajo de Loken es excelente; no sólo es bella, letal e imparable; su papel va más allá, y transpira maldad. A pesar de su naturaleza androide, hay momentos en que la TX expresa sutiles sonrisas, como si disfrutara de sus acciones. Su elección para el papel es inspirada.
Pero mientras que la TX y la acción son efectivos, la historia en sí no lo es tanto. El problema no es seguir los mismos derroteros de Terminator 2, sino que hay algunos Deux Ex Machina, unos cuantos agujeros de lógica, y un par de caracteres mal escritos. John Connor, por ejemplo, nunca termina por dar la estatura heroica que amerita el relato. La trama de los compañeros de Connor - que formarán la elite de la resistencia - resulta algo descolgada y es rápidamente obviada. Que el Terminator sólo responda a las órdenes de Brewster es algo trivial, y por supuesto están los hechos en el complejo militar. Uno podría aceptar que en el fondo la TX es una suerte de catalizadora para que las acciones se salgan de curso, pero resulta inexplicable la aparición del virus (¿creado por la misma Skynet?), o que cuando se libera la inteligencia artificial, resulta en una fuerza rampante determinada a destruir la humanidad en cuestión de minutos. Así mismo, la aparición de los protagonistas en un complejo militar de alta seguridad como panchos por su casa carece de lógica, especialmente cuando uno considera que en medio de una crisis los niveles de vigilancia deberían ser extremos. Pero a pesar de todos estos deslices, el argumento tiene la valentía de llevar las cosas hacia un cauce natural y hacia la conclusión lógica (de que el destino es irreversible). Esto es lo que termina de redimir a Terminator 3; podría haber estirado las cosas para dejar el camino abierto a otra secuela con correrías automovilísticas por la ciudad y nuevas carreras contra el tiempo. En cambio, decide vagar una vez más por los mismos caminos hasta llegar a un desenlace que supone un cambio radical de escenario en posibles secuelas (ya hay una planeada para el 2008 con Mostow al mando).
Despedida de Schwarzenegger del cine; si bien Arnold nunca fue un buen actor, siempre irradió carisma de sobra, pero sus últimas actuaciones han resultado patéticas. Acá se encuentra de nuevo en su hogar, y es un adios glorioso. Respecto al resto de los intérpretes están bien. Danes le da humanidad a su personaje, sin duda es el espejo de los razonamientos de la platea; y Stahl supera a Furlong, con mejor presencia en pantalla, aunque su papel no esté bien desarrollado.
Posiblemente Terminator 3 no rompa moldes como las entregas anteriores, pero es una secuela más que digna. Termina por avanzar en la historia, aunque recorra un camino ya visto. Comparada con otras sagas, mantiene un standard de calidad alto. Y a pesar de las protestas de los fans, con Mostow la serie se encuentra en buenas manos.

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