sábado, 30 de noviembre de 2013

CRITICA: SAW IV

Esta es la tercera secuela del éxito del 2004 Saw, que marcara un hito en el género del terror. Pero aquí los creativos originales de la saga - James Wan y Leigh Whanell - han desaparecido de los rubros de la producción, y el producto comienza a descender de calidad. Hay shocks - sin duda - y más sangre que en otras entregas anteriores, pero a uno le da la impresión de que las motivaciones originales del asesino Jigsaw se han perdido por el camino, y solo va quedando el gore por el gore mismo.
Hay un aspecto fascinante de Saw IV - y que redime al film -, que es la historia de origen del asesino. Es una pieza realmente bien desarrollada - John Kramer es un ingeniero exitoso que ha construído una clínica de rehabilitación para su esposa médica, y que por culpa de uno de los pacientes drogadictos ha perdido el embarazo, lo cual dispara su sed de venganza y justicia -. Aún con todo el caudal de muertes que tiene a cuestas, uno no deja de sentir cierta simpatía por Kramer - y la personificación de Tobin Bell le va en saga -. Quizás sea que, como dijimos en otra reseña, este asesino tiene una especie de filosofía zen interna que le da una estatura superior al del loco homicida habitual del cine de terror. Como sea, esa porción del relato está narrada casi como el surgimiento de un super héroe - los motivos, la transformación, las primeras herramientas -. La muerte de la primera víctima de Jigsaw - el asesino de su hijo - es inquietantemente regocijante.

ofertas en software de facturacion para empresas de Sistema Isis El problema es el resto de la historia, donde todo viene traído de los pelos. (alerta: fuertes spoilers). Uno a esta altura ha aprendido los mecanismos del universo de la saga, y sabe esperar los trucos. Por ejemplo, que en algún momento el tiempo es manejado de otro modo (pensamos que es un flashback y se trata de algo que sucede ahora o viceversa), y que los secuaces de Jigsaw siempre están en la escena del crimen. En el caso de esta película, omita la escena inicial de la autopsia, y usted se dará cuenta de que se trata un relato paralelo a los hechos de Saw III, donde el inicio de Saw IV es simplemente su final. Ok, es un buen truco, el tema es que las motivaciones de los secuaces de Jigsaw no quedan claras; los castigos que aplica el asesino tienen motivaciones muy traídas de los pelos en la mayoría de los casos; el camino del oficial Rigg es demasiado tortuoso y dependiente de coincidencias; las trampas que pone a veces exceden lo creíble - no por lo elaborado, sino porque están montadas fuera del laboratorio de torturas de Jigsaw: en un hotel, en una comisaría abandonada, en un matadero... -. A uno le da la impresión que aún viendo el filme por segunda vez y conociendo cómo caen las piezas de este rompecabezas, hay varios Deux Ex Machina dando vueltas - el abogado, cómo Rigg descubre el paradero de los detectives, etc - (fin de spoilers).
El tema es que, más allá de los trucos narrativos con la sucesión de los hechos, hay personajes que surgen de la nada, y motivaciones que quedan en el misterio - como el dichoso secuaz de Jigsaw -. El problema principal pasa porque, una vez conocidos los destinos del asesino y su secuaz en Saw III, lo que sigue es una improvisación para encajar con calzador personajes que puedan mantener viva la saga mientras ésta recaude bien en la taquilla. Aquí las muertes y las trampas son excesivamente sádicas y sangrientas, pero como no hay tiempo para desarrollar los papeles, el espectador se limita a ver un grupo de extraños torturándose mutuamente. Al traer a personajes de los filmes previos, la película intenta compensar la carencia de desarrollo de los mismos - Kramer, Amanda, Rigg, Matthews -, sólo para pasarlos por la moledora y que su masacre nos emocione de algún modo. Pero, para el espectador recién llegado a la serie, es simplemente un dolor de cabeza porque le resulta imposible saber quién es quién y por qué ocurre lo que ocurre. Pareciera que es un producto sólo para fans, que se complace en el gore y en lo intrincado de sus sádicas trampas, pero que ha terminado por descuidar el aspecto intelectual y moralizante (en un violento sentido) de la prédica de Jigsaw, que era lo mas fascinante. Con excepción de la historia de origen del asesino, el resto es bastante hueco y se restringe a una rutina de extrema violencia.

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