martes, 26 de noviembre de 2013

Critica: BATMAN: YEAR ONE

Esta es la adaptación animada de la novela gráfica de culto Batman: Year One, creada por Frank Miller y David Mazzucchelli en 1987. El suceso de la historia tuvo que ver, no sólo con el recuento de la historia de origen de uno de los super héroes más populares y venerados de la DC Comics, sino con el novedoso enfoque adulto y realista de la trama, lo que sirvió para que un espectro más amplio de público supiera congraciarse con el personaje. Tras el suceso de los filmes - primero de Tim Burton, y luego el reboot de Christopher Nolan - la DC decidió comenzó a adaptar en forma animada los títulos más influenciales de la saga de historietas y Batman: Año Uno es su última entrega. El resultado final es un filme fuerte en atmósfera y personajes y dotado de un puñado de escenas potentes, aunque el desenlace de la historia deja algo que desear.
Quien se asome por primera vez al universo de Batman: Año Uno (como es mi caso) podrá percibir la gran cantidad de conceptos que surgieron en esta historieta y que terminaron reciclados en Batman Comienza y Batman: El Caballero de la Noche. La idea de una Ciudad Gótica corrupta hasta la médula, en donde los policias son más peligrosos que los criminales; la presencia de Carmine Falcone y el impecable fiscal Harvey Dent; un Batman joven, en plena tarea de aprendizaje; y hasta el dispositivo que utilizaba el enmascarado en Batman Begins, en donde llamaba por ultrasonido a miles de murciélagos que acudían a sacarle las papas del fuego en el momento más acuciante. En donde Batman: Año Uno se separa de los filmes de Nolan es en el aspecto del entrenamiento del joven Wayne, el cual no está explicitado ni sugerido de ningún modo (los 12 años de ausencia de Ciudad Gótica quedan directamente sumidos en el misterio). Tampoco tiene un sabelotodo que le provea gadgets. Por el contrario, es un individuo más confiado en los músculos y en su empecinamiento que otra cosa y, ante todo, es un gran improvisador. Pero sus comienzos en la lucha contra el crimen resultan bastante infructuosos ... hasta el momento en que obtiene una epifanía frente a la estatua de su padre (una formidable escena en donde un murciélago irrumpe por la ventana y se para encima de la cabeza de la estatua, secuencia que me hace acordar al poema El Cuervo de Edgar Allan Poe). Así es como decide transformarse en Batman, un justiciero más teatral que inexpugnable, ya que confía más en sus puños que en la tecnología.
El otro punto fuerte de la historia es la evolución paralela del personaje de James Gordon, un teniente de Chicago recién reasignado a la fuerza de la ciudad. Gordon es un individuo de caracter fuerte y profundamente honesto, que se encuentra desbordado por la corrupción que lo rodea. La sensación de peligro inminente - tal como ocurría en Batman: El Caballero de la Noche - es palpable. Jamás estamos totalmente seguros de que a Gordon o a su familia no le va a pasar algo terrible de un momento a otro. En medio de semejante caldera de presión, el teniente no puede evitar caer en la tentación de tener un amorío con una compañera del cuerpo, algo que será explotado prontamente por sus enemigos.
En cuanto a desarrollo de los personajes principales, Batman: Año Uno es muy buena. Es un filme en donde predominan los monólogos internos por encima de los diálogos. Lamentablemente la producción ha decidido apegarse de manera estricta al texto de la novela gráfica original, lo que impide que el libreto pueda extenderse en otros personajes - desde Falcone hasta el comisionado corrupto, los cuales son figuritas unidimensionales y decorativas -, y le corta el vuelo a todas las ricas posibilidades que posee semejante historia (fijense que toda esta épica queda ceñida a miseros 64 minutos de pantalla!). Lo otro que falla es la inserción con calzador de la historia de Gatúbela, la que no aporta nada y queda descolocada en el contexto realista del argumento. Lo único es la anécdota de sus profesiones: prostituta de día, ladrona de noche; por lo demás, podían haberla podado esta subtrama sin miramientos y la historia hubiera ganado oxigeno para el desarrollo de los personajes más importantes.
El otro punto que no convence es el climax, el que supone el primer y definitivo acercamiento entre Batman y Gordon. Es obvio que de aquí también surgieron ideas para el desenlace de Batman: El Caballero de la Noche, pero el final de Nolan es mucho más redondo que este. Da la sensación que el encapotado debería haber culminado con algo más importante, o que la circunstancia del final debería haber sido escrita de otra manera. Es como un corte abrupto frente a la expectativas creadas por la trayectoria de estos caracteres.
Batman: Año Uno es un sólido filme animado. Hay grandes escenas a cargo del dúo de protagonistas, y excelentes situaciones. Lo que uno lamenta es que, utilizando la base de la novela gráfica, no se hayan animado a expandir y redondear la historia, y se restringieran a la letra ya escrita. Pero, por lo demás, es un gran filme.


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