sábado, 23 de noviembre de 2013

Critica: RESIDENT EVIL: EXTINCTION

Esta es la segunda secuela de Resident Evil (2002), la adaptación a la pantalla grande del videojuego homónimo de Capcom. Con el correr del tiempo Resident Evil se ha convertido en una rareza, ya que en el subgenero de adaptaciones de videogames ningún otro juego ha logrado crear una serie exitosa (Tomb Raider, el otro competidor, se estrelló estrepitosamente en la taquilla con The Craddle of Life).
Ahora esta entrega queda al mando de Russell Mulcahy. En los 80 el australiano Mulcahy había esbozado trazos de un talento floreciente con pequeñas joyas como Razorback (1984) y Highlander (1986), y después su carrera se fue al diablo con una sucesión de fracasos de crítica y taquilla como la espantosa Highlander II (1991), The Shadow (1994) y Talos, la Momia (1998). Pareciera que hubiera perdido toda su magia para depurar guiones y lo único remanente del Mulcahy original es un avanzado sentido del estilo en lo visual.

Y acá vuelve a suceder lo mismo. No se le pueden cargar todas las tintas a Mulcahy - al menos brinda algunas escenas de tensión -, pero es una culpa compartida con el guionista y productor Paul W.S. Anderson, que es el padre creativo de la saga. Lo que uno tiende a notar, es que Anderson es un entusiasta de las escenas de acción y de la aventura en un sentido juvenil, sin demasiado esmero en chequear si todo el guión resulta relativamente coherente. Uno puede ver que Anderson tiene una buena cantidad de ideas interesantes, pero el libreto clama a gritos por un script doctor que ponga las cosas en orden. Estos mismos problemas han afectado a toda la saga, lo que la perfila como una serie de aventuras escapistas - sin más sentido que el entretenimiento -, cuando bien podrían haberse transformado en algo memorable.


 Aquí, por ejemplo, Anderson cambia radicalmente el escenario una vez más, estableciendo a todo el planeta como tierra arrasada por el virus T. Uno aplaude ese tipo de iniciativas, en vez de estar viendo otra entrega de Resident Evil con gente atrapada en instalaciones subterráneas (o siguiendo el mismo canto Kabuki de la saga Alien). Si se quiere, Anderson sigue las normativas de El Planeta de los Simios, instalando escenarios absolutamente diferentes (y cada vez más vastos) en cada nueva entrega de la historia. El problema es que, todo lo que pinta para una gran aventura épica, termina por traducirse en más de los mismo sólo que con escenografías más caras. Fijense en que el tema de la minoría humana en el planeta daba para mucho más, pudiendo ser este un relato aterrador al estilo de Soy Leyenda (el libro, claro) o bien Exterminio (28 Days Later). Pero ni el guión ni Mulcahy parecen demasiado interesados en crear ese tipo de clima. Por el contrario, están los 20 minutos iniciales del film que sobran y que muestran toda una sucesión de clisés como la familia de locos que secuestra a Alice para someterla a depravados y sangrientos juegos privados (tipo The Hills Have Eyes). La película bien podría haber comenzado directamente en la escena con el asedio de los cuervos (robada directamente de Los Pajaros; imagínense lo que Hitchcock podría haber logrado con la tecnología digital si viviera ahora ...) y hubiera ganado en eficiencia.
A Mulcahy le interesa dirigir escenas de acción con algo de estilo y nada más que eso. Incluso lo que podría haber sido el escenario asolador e impactante de Las Vegas devorada por el desierto parece un pantallazo de escasos segundos. Y si Mulcahy al menos mantiene las cosas en movimiento como para nunca aburrirse, Anderson lamentablemente se encarga de restarle enorme cantidad de puntos al film gracias a un guión lleno de agujeros. Comparado con Resident Evil: Apocalipsis, hay enormes problemas de continuidad - uno no obtiene una explicación satisfactoria de por qué Alice se fué por un lado, y Olivera y LJ por otro; la flagrante ausencia del personaje de Jill Valentine que co protagonizaba el film anterior; la falta de control sobre sus superpoderes mentales por parte de Alice (en 8 años!), mientras que en Apocalipsis culminaba con el personaje convertido en una maquina de matar; y así unos cuantos etcétera, sin mencionar el absurdo cuaderno que Alice encuentra y que es la única pista de que en Alaska hay supervivientes.

El film vuelve a salvarse de la mediocridad gracias a Milla Jovovich. Es una verdadera heroína de acción. Como diría un crítico, cuando ella entra en modo de matanza, más vale apagar el cerebro y disfrutar de la carnicería. Ella radia el carisma que el elenco no posee - en especial Ali Larter, que es brillante en la serie de TV Heroes, pero aquí (tal como pasaba en el film anterior con Sienna Guillory) parece pisar en falso o es devorada simplemente por la presencia en escena de Jovovich -. La actriz luce visiblemente cambiada, gracias al estado de embarazo que tenía durante el rodaje. Pero sigue teniendo esa expresión sicótica que tanto nos gusta ...

Es una película que se deja ver, aunque Resident Evil: Apocalipsis es mejor. Tiene demasiados agujeros (notorios) en el guión, y hay escenas enteras recicladas de las entregas anteriores. En lo personal espero ver una Resident Evil 4; no son obras maestras, y posiblemente no tengan nada de memorables, pero siempre siguen siendo espectáculos disfrutables.

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