Antes de empezar a comentar Watchmen (Vigilantes), es imprescindible describir el gigantesco derrotero que sufrió la historia desde que naciera de la pluma de Alan Moore y Dave Gibbons entre 1986 y 1987 hasta su llegada a la pantalla grande.
Todo empieza en 1985, cuando la DC Comics adquirió a la Charlton Comics y estaba planeando un relanzamiento de su línea de personajes. Mientras tanto, Alan Moore venía trabajando en la idea de realizar una especie de comic opera, en donde los personajes de diversas tiras estuvieran relacionados y la premisa inicial fuera el asesinato de uno de ellos. Moore presentó el proyecto a los ejecutivos de la DC, utilizando para el mismo varios de los héroes de la recién adquirida Charlton; pero si bien estaban interesados en la propuesta, el editor en jefe de la DC - Dick Giordano - le sugirió a Moore que dichos personajes le habían costado caro a la editorial como para liquidar a algunos de ellos a lo largo de la historia. En cambio, se podía mantener la trama con héroes creados especialmente para la misma, ya que sus características eran fácilmente reconocibles con los lectores. Moore llamó a uno de sus colaboradores, el dibujante Dave Gibbons, y juntos se embarcaron en la aventura de crear una miniserie de 12 episodios. Pero a medida que desarrollaba Watchmen, Moore se dió cuenta de que la historia inicial era demasiado corta y comenzó a densificarla con documentación adicional, historias de origen de los caracteres, fábulas intermedias (como el comic ficticio Cuentos de la Fragata Negra, que se incluye dentro del desarrollo de Watchmen y es una historieta que varios de los personajes leen en el transcurso de la historia), y gran cantidad de flashbacks sobre sucesos importantes del pasado que repercuten en el presente. Si bien esto era un recurso de relleno, terminaría dándole a Watchmen un enorme sentido alegórico y, al momento de su publicación, pasaría a ser considerada como una de las piedras fundamentales de una nueva generación de comics.
Con el enorme suceso de la novela gráfica, Hollywood se interesó en llevarla al cine. En 1986 Lawrence Gordon adquirió los derechos y empezaría un larguísimo periplo en donde terminaría involucrando a cuatro estudios de Hollywood, lo que después terminaría generando una enorme gresca judicial entre todos ellos. Primero Gordon fue a golpear las puertas de la Fox, quien pondría a Sam Hamm (el libretista de la Batman de Tim Burton) a desarrollar un libreto, el cual estuvo listo en 1988. Pero la Fox no quedó convencida con el resultado y el proyecto quedó en el limbo hasta 1991. Como Gordon estaba cansado de esperar el visto bueno del estudio, se fue a la Warner Brothers; allí atacharon a Terry Gilliam (Brazil) al filme, pero el director llegó a la conclusión de que era infilmable (al menos como película; Gilliam era proclive a desarrollarlo como una miniserie de 5 horas). Entre ello y el hecho de que la Warner sólo quería gastar 25 millones de dólares (!) en la producción provocaron la partida de Gilliam (y consecuentemente de Gordon).
Para el 2001 Lawrence Gordon volvió a la carga y se fue para la Universal; allí pusieron a David Hayter a desarrollar el libreto. Para ese entonces los sucesos del 11 de setiembre le habían dado un nuevo sabor a la historia... y Hayter decidió contemporizar la trama, trasladándola a la época actual. En un principio Hayter estaba apalabrado para ser el director del filme... hasta que siguió sin pasar nada y el indomable Gordon decidió probar suerte con la Paramount en el 2004. En la Paramount mantuvieron el libreto de Hayter pero llamaron a Darren Aronofsky para dirigir. Aronofsky se acobardó con la magnitud del proyecto, partiendo a filmar La Fuente de la Vida; en reemplazo vino Paul Greengrass (de la saga de Jason Bourne)... pero problemas financieros y la partida del CEO de la Paramount hundieron nuevamente las posibilidades de concretar la película.
Para el 2005 Gordon regresó a golpear las puertas de la Warner... y allí las cosas por fin obtuvieron luz verde, sumando al director de 300, Zack Snyder, al proyecto. El problema del periplo de Gordon es que, con excepción de la Universal, el resto de los estudios estaba enganchado con derechos y retribución de costos de desarrollo, lo cual devino en una gran cantidad de litigios mutuos que recién se resolvieron en febrero 2009, a un mes del estreno del filme. La Paramount se quedó con el 25% y la distribución a nivel mundial; la Fox recibiría un 8.5% de la recaudación más 10 millones de compensación por ser la dueña original - aunque no tendría copropiedad en el lanzamiento en video -; y la Warner se quedaría con el resto. Todo ello por la adaptación de un comic que, tras el enorme éxito de The Dark Knight, presagiaba ser otro hit de semejante calibre en la temporada 2009.
Pero dejando de lado la anecdótica historia de su derrotero hasta la llegada a la pantalla grande, la realidad es que Watchmen no es una historieta en el sentido tradicional. Sin dudas es un comic realmente original y uno cuyas influencias llegan hasta el día de hoy - vean sino la versión descremada que hizo la DC Comics con La Liga de la Justicia: La Nueva Frontera -, pero no es una tira clásica en donde se puedan sacar subproductos y merchandising. Es una trama oscura y alegórica que se puede leer en varios niveles, pero todos ellos son adultos. En lo personal me resulta fascinante el universo que crea Moore desde el momento en que los héroes quedan prohibidos (ya hemos comentado que la Marvel hizo algo similar con el comic de Los Vengadores), pero la historia central en sí (la conspiración) tiene un desenlace muy poco convincente. El otro problema que he encontrado difícil de digerir es el hecho de que este mundo en realidad está poblado con loquitos disfrazados, ninguno de los cuales tiene superpoderes (con la excepción del Dr. Manhattan). Un super héroe debe tener algún poder para llamarse así; aquí la excusa es que policías fuera de servicio y vigilantes aficionados empezaron a disfrazarse para combatir el crimen. Quizás el tema pase por el origen de los personajes (los de la editora Charlton, que sirvieron de molde a Moore), que es demasiado mundano. Al menos Buho Nocturno tiene una impresionante galería de gadgets (basado en Blue Beetle, quien a su vez era un clon de Batman); el Dr. Manhattan es el único tipo con superpoderes, que maneja la materia y está inspirado en el Capitán Atom; pero el resto son unos chichipíos en trajes de carnaval. Si bien Rorschach está tomado de Mister A, el Comediante se basó en Peacemaker (que a su vez clona al Capitán América), y Espectro de Seda está influenciado por Canario Negro (de la DC), admitirlos como superhéroes en un sentido tradicional implica un conocimiento muy nerd del universo de los comics.
Con lo cual llegamos a esta versión 2009 de Watchmen. Las reviews alrededor del mundo han sido mixtas (mayormente positivas), pero no he encontrado ninguna de ellas que tengan un correcto balance del filme. Por un lado, los fans aplauden y la consideran una obra maestra (aunque en general terminan por aplaudir cualquier adaptación potable de sus historietas); por otro lado los críticos de carrera apuntaron contra la falta de originalidad de Snyder (calcando cuadro por cuadro la tira de Alan Moore); y aquellos quienes han leído la historieta, se lanzaron contra la densidad de la historia y la necesidad de una adaptación real más que una transcripción del texto.
En sí Watchmen no es una obra maestra, pero no lo es por poco. El problema principal es que la fidelidad de Snyder a la novela gráfica traslada una buena parte de los defectos de la obra de Moore al filme (sí, el comic de Watchmen no es perfecto!), pero corrige una enorme mayoría de ellos. Yo aplaudo la poda del relato paralelo basado en el comic ficticio Tales of the Black Freighter, ya que en la tira resultaba demasiado pesado (añadía otra subtrama más a la cantidad enorme que manejaba la historieta). Si bien Tales of the Black Freighter establecía paralelismos entre su historia y la misión del villano, era un exceso de recursos que terminaban por desviar la atención del lector. Aún sin ella, el filme se centra en las historias de los orígenes de la mayoría de los personajes - que están excelentemente narradas -, pero sigue cayendo en el mismo defecto: nos alejamos del punto central del problema, que es la resolución del asesinato del Comediante y el descubrimiento de la conspiración. La historia avanza poco, aunque los adornos sean hermosos.
Hay otras secuencias que han sido podadas, como la muerte del primer Buho Nocturno, y en cambio otras son contadas en el flashback inicial (que es muy bueno). Aún cuando haya leído el comic, no debo dejar de reconocer que el trabajo de condensación es notable y sirve para sumergir al espectador en el universo que se pretende crear. Y cuando lo logra, es formidable. El voice over de Rorschach es excelente, y es como si fuera la versión sicópata de The Spirit. La historia se encarrila en los senderos propios de un excelente thriller hasta que Snyder (por culpa de Moore) comienza a distraerse con las historias de origen. Y cuando sale de ello, la resolución es demasiado limpia (dos secuencias después tenemos a nuestros héroes descubriendo al culpable). El problema siempre es de Moore.
Pero por tres cuartas partes del filme, Watchmen es un relato fascinante. Hay algunos cambios que me generan problemas: que tanto el Dr. Manhattan como Adrian Veidt / Ozymandias piensen que el conflicto nuclear viene por culpa de acaparar recursos y energía, lo cual es una visión muy naif del mundo. Pensar que con un nuevo tipo de generador las cosas se van a arreglar es ingenuo y demuestra un total desconocimiento de la política - si bien el filme hace unas excelentes reflexiones acerca de la vil naturaleza humana -. El otro aspecto que sigue sin funcionar es el clímax, (alerta: spoilers) que aquí ha cambiado el método pero no el resultado. Uno podría pensar en el mundo post 11/9 y todas las implicancias de semejante devastación - hay una decisión creativa realmente valiente al mantener a Nueva York como epicentro de la catástrofe -, pero si bien mejora algunas cuestiones de lógica, por otro lado plantea nuevas interrogantes. Al menos en el comic, la falsificación de una invasión alienígena era estúpida pero por otro lado resolvía el tema de la unión de las naciones contra un enemigo común; que aquí figure como una venganza / malfuncionamiento del Dr. Manhattan (y homenajeando al comic, el proyecto se llama SQUID - pulpo -), sólo serviría para que la URSS viera a EEUU como un rival más débil. Si bien las explosiones surgen en diversas partes del globo, el caso más obvio y masivo es el de Nueva York. ¿Por qué los comunistas deberían ayudar a los americanos si les ha explotado su propia bomba en el patio de su casa?. (fin de spoilers).
En otros aspectos, las decisiones creativas de Zack Snyder son bizarras. La banda de sonido se compone de temas ochentosos, pero hay por lo menos un par de ellos que suenan totalmente inapropiados - la llegada de Silk Spectre al restaurante; cuando Silk Spectre y Nite Owl hacen el amor -. El maquillaje de Richard Nixon es potable... hasta que le dan primeros planos y se ve ridículo. Pero esos detalles se ven sobrepasados por la gran cantidad de aciertos que tiene la película: el clima es excelente, en los momentos de acción estos tipos disfrazados funcionan realmente como superhéroes, el suspenso es formidable (hasta que el complot se revela, claro); y el filme captura perfectamente la filosofía nihilista de los personajes. Como Rorschach, Jackie Earle Harley impone carisma y amenaza; Jeffrey Dean Morgan brilla en sus pocas apariciones como el Comediante; y el resto va de lo muy bueno a lo ok, no tanto por sus perfomances sino por el bajo perfil que el original de Alan Moore les asigna. Quizás una de las cosas que debería haber corregido el guión es darle un sentido mucho más trágico al Dr. Manhattan, en lugar de transformarlo en un misántropo castrado emocionalmente. Por otro lado el villano no surge con la estatura omnipotente que debiera tener, y el clímax carece de impacto emocional, quizás porque es demasiado breve.
Watchmen es un filme excelente hasta que decide revelar los ases que tiene guardados en la manga. El inicio y las secuencias intermedias son brillantes, y la cámara lenta de Snyder sirve para capturar el clima del comic de Moore. Cuando surge la violencia, lo hace de manera realmente gráfica; y posiblemente el mayor mérito de Snyder sea que ha logrado crear un universo de tipos disfrazados que se sienten como héroes reales, mucho más que en la historieta original. Lo único que le quita brillo son detalles aquí y allá, y el clímax que tiene problemas similares a los del comic, si bien está instrumentado de forma diferente. Pero ese es un problema que hay que achacarle a Moore, quien es el padre de toda la idea.
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