sábado, 23 de noviembre de 2013

Matrix Reloaded (2003) de Andy y Larry Wachowsky - Crítica

Director: Larry y Andy Wachowski.
Intérpretes: Keanu Reeves, Laurence Fishburne, Carrie-Anne Moss, Hugo Weaving.

Neo (Keanu Reeves), Morfeo (Laurence Fishburne) y Trinity (Carrie Anne-Moss), luchadores por la libertad de los humanos y su posible extinción, prosiguen su revolución contra el Ejército de las Máquinas, quienes asedian la última ciudad habitada por seres humanos, Zión.



Cine megapublicitado, de valía contextual y objetivo lampiño, reiterativo en sus motivos y personajes con el primer título, historia nula e ilusoria, enmascarada en astutas referencias literarias (William Gibson, Lewis Carroll, Philip K. Dick) y eclécticas remisiones estéticas de consumo popular (videojuegos, cómics, películas de acción de Hong-Kong), que derivan en irritantes aspiraciones filosófico-metafísicas, pivotadas en un personaje mesiánico, que no viajan más allá de una aburrida confusión premeditada, con el afán de provocar una discusión y elucubración ideológica, efectiva para quien no tenga otra cosa más interesante que hacer que diatribar y fabular sobre los méritos de este espectacular videojuego de acción y/o spot de gafas de sol.


Paradójicamente y casi insultante: un título que despliega una trama con la misión libertaria de confrontación futurista entre el ser humano y las máquinas, tema hipermanido en un buen número de grandes clásicos de la literatura de ciencia-ficción, lo único que hace es servirse de ellas en grado máximo para alcanzar esta notoria repercusión cinematográfica.

Lo que es indudable es que esta obra de los hermanos Wachowsky ha ejercido una gran influencia en el aspecto visual, el cual, especialmente gracias al bullet time y las espléndidas coreografías de Woo-Ping Yuen, dejó boquiabiertos (junto a la apertura involuntaria del bostezo al seguir la trama) a la mayoría del personal.


Favorablemente, resulta muy interesante la integración de todo sus atractivos elementos plásticos en el concepto general y atmosférico del film, hecho minusvalorado por el laberinto desplegado y por el sentido demasiado trascendental del proyecto, con diálogos insustanciales y rimbombantes.


Sin embargo, este meritorio plano estético y las atractivas escenas acrobáticas, no dejan de sublimar el aspecto violento de la película, como fin en sí mismo, no como aspecto lírico o catártico.

Y por fin llegó la película más esperada del año, la segunda entrega de Matrix. Ha habido grandes dudas sobre si los Wachoski podrían superar el gran impacto que la primera Matrix dejó sobre nuestras retinas, y yo me atrevería a decir que lo han superado infinitamente.
La secuencia inicial de la película es estupenda, perfecta para empezar una película así. Lo malo es que los siguientes veinte minutos son un poco aburridos (sobretodo la escena del baile, que resulta innecesaria y muy larga) comparados con la secuencia inicial. Luego vuelve a la acción como ninguna otra película lo había hecho nunca.
Unas escenas de acción perfectas y no sólo debido a los efectos especiales, sino al hábil manejo de la acción en sí. Una estupenda fotografía y un espectacular sonido que te envuelve.
La trama está muy bien construida y resulta fácil de entender, pero lo que te lía un poco son los discursos y preguntas filosóficas de las que se encuentra rodeado el film. Y esto no me parece mal, es aún mejor: ver el lado filosófico de una guerra, la supervivencia, la fe, la esperanza o la perdición.
Lo que no me gustó es la larga charla que mantiene el francés con los protagonistas y la importancia que se le ha dado a la aparición de Monica Bellucci si sólo sale una vez y en una escena que perfectamente se podría haber eliminado.
También resulta poco entendible el discurso que suelta un personaje al final de la peli demasiado filosófico, que no es que sea difícil de entender, sino que no prestas atención porque estás deseando ver la escena de acción que está ocurriendo al mismo momento.
Pues esta película me ha gustado muchísimo y me ha hecho pasar un rato muy bueno en el cine. Una película técnicamente perfecta y argumentalmente muy bien construida, aunque se aleja bastante de la primera entrega, con la parición de nuevos personajes geniales como los gemelos y unas escenas que permanecerán inmortales en la historia del cine: la de Neo contra los agentes Smith y la de la autopista.
Y esta segunda escena mencionada puede ser la mejor del film, ya que es una escena larga que se te pasa en un suspiro, con unos efectos especiales perfectos que te hacen creeer que de verdad están luchando y saltando de coche en coche y te deja pegado a la butaca durante toda la escena.
Ya sólo queda esperar a la tercera y última entrega con impaciencia, porque ya sabéis los que la habéis visto: concluirá. Esta película se la recomiendo a todo aquel que le guste la ciencia-ficción y la acción.

Pero vamos a ver... ¿en serio le gustó tanto al público la primera parte de esta película como para tener ganas de ir a ver esta secuela? no me fastidien...menos mal que me invitaron a verla y no pagué un duro por ver ESTO.
Lo que más gracia me hizo de todo, fue al salir de la sala y escuchar los comentarios del público que asistieron al visionado de la misma: "jo, tío, qué efectos ¿te fijaste en la primera escena de la película? qué pasada, ya tengo ganas de comprarme el videojuego (..)" En serio, no entiendo como el público sólo va al cine para ver los "requeteflipantes" efectos especiales y los "profundos" mensajes que quiere transmitir esta película de dudoso gusto para el aficionado, no ya solo al cine de ciencia ficción, sino al buen cine en general .
En esta época de ignorancia cinéfila se echa de menos ciertas cosas, como por ejemplo ¿dónde está la magia y el buen gusto que transmitio el "Blade Runner" de Ridley Scott o el mensaje metafórico de ese gran clásico titulado "La invasión de los ladrones de cuerpos"?.
Esas películas no abusaban tanto de los efectos, sino que creaban un ambiente futurista o claustrofóbico unido a un buen guión y a unos interesantes personajes, eso sí eran películas con carisma y no la patata que se nos presenta ahora, hiperpublicitada hasta la saciedad, sobrevalorada (lo que más rabia me da), y con un guión que sólo lo entienden los directores, el guionista y pocos más (hay una escena en la que se habla en términos científicos e informáticos, en los que el espectador fijo que no se enteró absolutamente de nada, a no ser que fuera un gran experto en informática.
Sólo quiero añadir a los ilusos aficionados a este tipo de cine (si se le puede llamar cine) que no flipen tanto con sus efectos y que valoren cosas más importantes, como un buen guión, unas buenas interpretaciones y una buena dirección y dejen de "alucinar" con sus artificios para enganchar al público y conseguir inexplicables taquillazos para sacarnos los euros a la gente que considera "buen cine" a este tipo de películas "profundas y filosóficas" (que de profundo y filosófico tiene esto lo que yo te digo... chorradas). Lo dicho: menos mal que me invitaron a verla, de lo único que me arrepiento es de haber perdido unas horas viendo ESTO.
Amigos, juzguen ustedes mismos.

Por fin ha llegado a nuestras pantallas la segunda entrega de "Matrix", aquella película que revolucionó en 1999 el concepto de ciencia ficción, tomando cosas de aquí y allá para mostrar el peligro del progreso salvaje en nuestra sociedad. Pero sobre todo, lo que dio notoriedad a la película fueron sus escenas de lucha, con planos que se congelaban y se producía un movimiento circular, o el esquive de las balas.
El film despertó filias y fobias, mientras que algunos destacaron su renovado concepto de acción, para otros no era más que el vacío absoluto bajo una estética cuidada pero tramposa. Un servidor prefiere incluirse en el primer grupo, aunque parece ser que la mayoría de los críticos se han situado en esta ocasión en el segundo.
Siempre es respetable cualquier opinión y según gustos no hay nada escrito, pero del mismo modo que los críticos sesudos deploran esta saga, yo deploro las mamarrachadas que perpetra Lars von Trier (Los idiotas, Bailar en la oscuridad) o la soporífera película iraní de turno ( va por ti, Kiarostami), y sin embargo no soy un cabeza cuadrada, pues me encantan Capra, Wilder o Kubrick, pero allá cada uno.
La trama de esta segunda parte nos muestra a un Neo que duda ante lo que se espera que tiene que hacer una vez que sabe que es el elegido. Una nueva visita al Oráculo le hará ver donde tiene que dirigirse, al centro de Matrix, en un viaje muy revelador. Mientras tanto deberá enfrentarse al peligro del agente Smith, que vuelve multiplicado, y sobrellevar su relación con Trinity con el peligro rondando constantemente sus cabezas. Además también aparece la ciudad de Zion, el último bastión humano, amenazado por los engendros mecánicos que destruyen las naves que vagan por Matrix.
La película no enganchará al que no le gustase la primera parte, pues aquí la acción incansable y los efectos especiales son moneda de cambio. El argumento es además más lioso que en la primera entrega, planteando interrogantes que no quedan resueltos, pero se suponen que se atarán en "Revolutions", la última entrega de la saga.
El film tarda un poco en enganchar, los primeros cincuenta minutos provocan al espectador más dispuesto algo de desorientación, pues todo es lo mismo pero no igual.
Sobran por ejemplo algunos momentos que quitan ritmo, como el marchoso pero innecesario videoclip que se marcan los Wachovski en las grutas de Zion, con la celebración de una fiesta.
Es a partir de la visita de Neo al Oráculo cuando se empieza a animar la función, con una exclente secuencia en la que Neo lucha contra el agente Smith y sus réplicas. También hay otra secuencia estupenda, con la persecución en la carretera (una de las mejores secuencias de acción que yo he visto jamás, la gente hasta aplaudía cuando había acabado). El final es abrupto, pero con la promesa de una entrega final que de fin a la historia.
Las actuaciones son de recibo, con unos personajes que mantienen su aspecto circunspecto, con un Keanu Reeves un poco más soso que en la primera parte, y enfundado en una especie de sotana.
Cine pues, de puro entretenimiento que cuento con los intervalos filosóficos de rigor, que espantarán a los espectadores más superficiales(como la escena de Neo y el arquitecto, la más sorprendente para mí). Se espera ya con impaciencia la conclusión.

Contiene Spoiler
Secuela de una película de culto: Matrix. Debo de reconocer que cuando presencié la primera parte no la entendí o al menos no creía estar asistiendo a un espectáculo que se convertiría en un aparente antes y después del cine de los noventa del siglo pasado.
Creo que el meollo de esta segunda parte sería que el ser humano es el programa más perfecto por que no sólo tiene opciones sino voluntad y libre albedrío.
Las conversaciones claves son engañosas, plagadas de filosofía "take away". El "oráculo" es una señora negra de mediana edad que alimenta a los cuervos en un patio trasero. Conoce el futuro y sabe que opción va a tomar el protagonista, Neo.
Ante esta disyuntiva de primer semestre de filosofía, aquella le contesta que lo importante es que Neo le está preguntando para saber el porqué ya que el ser humano siempre se pregunta el porqué de las cosas lo que le distingue de los animales dicen que irracionales y las máquinas.
La conversación, más bien el monólogo del políglota comerciante de información ("information dealer") y marido de una mujer estupenda, al que asisten los tres protagonistas, tiene mucha chispa. Sobretodo cuando empieza a decir encadenadamente palabras malsonantes en francés que por ser un idioma tan bello parecen halagos a un rey, que es resumida contundentemente con un "es como limpiarse el culo con seda".
Su madura, bellísima mujer, traiciona al pretencioso marido precisamente cuando los protagonistas se preguntan si algo hicieron mal o no hicieron algo a lo que Morpheo replica con un fatalismo de cómic. Para entregarles al "hacedor de llaves", la mujer pide que Neo la bese un instante como si ella fuera su amada, tarea a la que se apuntarían sin dudar todos los espectadores, para recordar lo que es sentirse amada. Después de un infructuoso intento, Neo cierra los ojos y le transmite la sensación deseada pensando que es Trinity.
Huyen por una autopista con el "hacedor de llaves", hombre asiático de mediana edad que se la pasaba creando llaves en su propio confinamiento, en lo que es un auténtico espectáculo de efectos especiales. El asiático es una caja de sabiduría pero finalmente fallece. Igual que Trinity que muere pero es resucitada, cambiando el destino manifiesto y sus propias visiones, por Neo quien le extrae la bala y logra poner en marcha de nuevo su corazón.
El videoclip que se marcan en el baile multitudinario de la caverna de Zion, mientras los protagonistas hacen el amor, quizás es excesivamente largo, aunque la música y la sensualidad están muy bien conseguidas, fusionando todo tipo de bailes contemporáneos y ritmos musicales aborígenes.
La conversación de Neo con uno de los Consejeros de Zion, por cierto era un Consejo de Ancianos donde predominaba el sexo femenino, tendencia que esperamos que se cumpla en nuestro futuro inmediato, nos revela más filosofía "take away".
El hombre lucha contra máquinas pero finalmente las necesita para sobrevivir en una especie de simbiosis fatalista que le arrebata el poder (de desconectarlas, por ejemplo) que el humano debería tener sobre ellas.
A la gente no le importa como funcionan las cosas, simplemente quieren que sigan funcionando y, en todo caso, el porqué de sus funciones vitales.
El operador de la nave es chistoso y es el que descarga la tensión acumulada durante las operaciones, bien levantando los brazos o bien murmurando palabras como "I can take it any more" (no puedo soportarlo más).
Todo lo controla desde su consola con el fin de facilitar la acción de sus protagonistas que luchan en el mundo real o imaginario ("La Caverna de Platón") contra las máquinas en una "guerra de cien años" donde, según "el arquitecto del Matrix", venerable anciano de barba blanca pero esta vez perfectamente cuidada y recortada, ya hubo hasta seis "elegidos" Neos clones y seis veces destruyeron Zion con lo que han adquirido un grado de eficiencia extremo en esa destrucción.
Es interesante la estética de la película: mientras viajan en la nave, finalmente destruida, su vestimenta es raída y sucia.
Una vez que entran al Matrix, la misma cambia a diseños de cuero de última generación y a "cortes" sacerdotales ya que lo que Neo lleva son unos lentes oscuros y una sotana lo suficientemente flexible para pegar tanta patada, saltos y vuelos.
La capacidad del enemigo de clonarse hasta el infinito, tomando el cuerpo de otro cualquiera, nos lleva a peleas masivas y espectaculares con las técnicas de luchas orientales pero marcando perfectamente los golpes a los que luego le aplican una cámara rápida, la suspensión en el aire de los saltos, la imagen detenida y congelada unos breves instantes, hacen que el espectador abarque de manera singular la acción y que se le introduzca en su psiquis.
Desde luego nos encontramos ante otra manera de hacer cine que recuerda, como antecedente remoto, a las fantásticas peleas, casi coreografiadas, de cintas como "El asesino" del director Woo.
En algunos momentos se ve la mano de las nuevas tecnologías y de peleas recreadas por computadora.
Ese es el reto del nuevo cine: hacer parecer real lo que viene apoyado en diseños por computadora. Me parece interesante que hayan dotado al protagonista de la capacidad de volar lo que le acerca sin duda a Superman. Incluso es tomado a chirigota esta nueva faceta por los amigos del protagonista cuando comentan que Neo ya está con la "superman thing".
La capacidad de detener las balas y convertirlas en inofensivas canicas en caída libre y la destrucción final de las esferas con tentáculos llevan a un coma médico a Neo.
La reiterada profecía defendida por Morpheo de que la guerra estaba a punto de acabar se dibuja como falsa ya que la secuela de Matrix acaba con la destrucción de Zion, narrada por capitanes de naves que lograron escapar de la masacre y del único sobreviviente: una persona que quiso atentar contra Neo, que llevará, sin duda, a futuros desastres en la secuela de la secuela.

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