Uno debe estar orinado por una tropilla de
elefantes. Desde hace bastante tiempo que no comentamos una película realmente
excitante o inteligente, y ni siquiera el pedigree de la cuarta entrega de
Indiana Jones puede cumplir lo que promete. Salvo el carisma de Harrison Ford,
Karen Allen y algún firulete de Spielberg, el film podría ser calificado
definitivamente como mediocre. Como dirían Los Simpson, esta parece otra
producción trucha filmada por Esteban Espilbergo, el clon mexicano de
Spielberg.
Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal
permaneció en el limbo desde 1990. A mi juicio, la serie siempre tuvo pasta
para más entregas, pero la paliza en la taquilla que sufrió Indiana Jones y La
Ultima Cruzada frente a Batman en 1989 dejó en pánico a George Lucas. A decir
verdad, el otrora niño mimado de Hollywood estaba perdiendo su mojo, y para esa
época Spielberg y Ford estaban en un gran momento de sus carreras. Lucas se
dedicó a los FX, al merchandising y a los videojuegos. Comenzó a tentar a los
chicos con una cuarta entrega de la saga, sobre la historia de una calavera de
cristal - historia cierta si la hay, encontrada en 1906, y popularizada dentro
de las bizarras teorías de Erich Von Daniken en los años 70 como de procedencia
extraterrestre -, pero el director y el actor lo rechazaron de plano. Durante
años Lucas intentó meter con calzador la historia de la calavera extraterrestre
donde pudo - por ejemplo, en la terrible serie televisiva del joven Indiana
Jones -, pero nunca prosperó. Después de robar unos cuantos millones con la
sacrílega nueva trilogía de Star Wars, Lucas pareció conseguir el apoyo
suficiente para darle impulso a la secuela de Indy con la calavera como tema
central (Lucas, en un obvio agotamiento creativo, se ha dedicado a bastardear
todas sus franquicias más exitosas; ¿para cuando Willow II o El Regreso de
Howard the Duck?). Mientras que Spielberg sigue siendo Dios, Ford se cayó hace
rato del Olimpo, y desde hace bastante tiempo que no consigue un éxito, razón
por lo cual se puso a apoyar como loco el proyecto de Lucas; y con dos de tres,
el barba consiguió que Dios se volviera a sentar en el sillón del director.
Es cierto que
la última nueva moda de Hollywood es revivir franquicias de los ochenta, con
resultados que van de lo tibio a lo excelente - como Rambo IV o Duro de Matar
4.0 -. Pero mostrar a Indiana Jones de nuevo, con un actor que tiene 64 años,
es casi indecente. El problema no pasa tanto por si Ford es capaz de ser
creíble como héroe de acción a esa edad (Sean Connery era muy bueno como Allan
Quatermain a los setenta y pico en La Liga Extraordinaria), sino porque es
obligatorio un cambio de época del personaje. lo cual le hace perder identidad.
Poner a Indiana Jones en 1957 tiene algo de sacrílego; y el rol de villanos que
ocupan los soviéticos es absurdo, más si se consideran las causas - Spalko va
recolectando rarezas arqueológicas que sirvan para el poder de la URSS; Stalin
ya sabía del poder de la calavera de cristal (!) -, algo que hubieran quedado
mejor en manos de los nazis y manteniendo el tono de comic como en los filmes
anteriores. Pero con Ford ya veterano, y Spielberg oscarizado por La Lista de
Schindler, era imposible revivir a los chicos de Hitler (para Spielberg hubiera
sido como escupir sobre la estatuilla que recibió), y tuvieron que meter a
Jones en la era atómica peleando contra la Rusia comunista.
Pero si sacar a Indiana Jones de la era de oro de
los seriales y meterlo en el mundo moderno era problemático, esperen a ver el
guión, que es terrible. Es una ensalada que mezcla a los X Files con la leyenda
de El Dorado (la mitica ciudad construida de oro solido y perdida en el
Amazonas), en donde el libretista parece haberse pasado de rosca. El guión
intenta explicar demasiado como para que todo esto resulte coherente, y termina
por embarrarla cada vez peor, porque el nivel de disparate es estratosférico.
Si bien Indiana Jones trata sobre fantasía y sobre civilizaciones perdidas, la
historia de ahora supera todos los límites de la credibilidad incluso de la
propia saga. Ver a: 1) rusos deambulando por ahí en plena Norteamérica de
finales de los cincuenta, cuando la Caza de Brujas Macartista estaba en pleno
auge y había un odio feroz por los comunistas; 2) Indiana Jones recuperando un
cadaver extraterrestre y siendo perseguido por los sovieticos; 3) una calavera
de cristal que es magnética y tiene superpoderes (nunca bien explicados); 4)
Indy sobreviviendo a una explosión atómica en un refrigerador (!!) ... suena a
demasiado para digerir en tan poco tiempo. Y ojo que no develamos nada,
simplemente es lo que pasa en lo 10 primeros minutos de la película.
Los problemas de Indiana Jones y el Reino de la
Calavera de Cristal son muchos e importantes. Además de lo incoherente de la
trama, está el plomizo intento del libreto por racionalizarla, lo cual le toma
la primera hora de proyección y es un auténtico lastre. En el medio hay algunas
secuencias de acción, pero pasa lo que suele pasar con las secuelas que filma
Spielberg: son deslucidas y están calcadas de filmes anteriores. Spielberg es
un director excelente, pero es muy malo para las secuelas ya que se copia a sí
mismo (vean los capitulos siguientes de Jurassic Park o Indiana Jones y la
Ultima Cruzada). Con la aparición del profesor Oxley, las cosas llegan al
límite de lo tolerable pero, gracias a Dios, regresa Karen Allen (de Los
Cazadores del Arca Perdida) y consigue poner las cosas en su lugar. Después que
Allen ingresa a la historia, la hora restante es bastante potable y hay
abundante diversión. Lamentablemente el clímax es absurdo a más no poder, y
termina por hundir los méritos de los minutos previos.
Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal
es una pálida entrega de lo que fuera una serie brillante. No es demasiado
excitante ni demasiado original, y hasta pareciera que Indiana Jones hubiera
perdido su carisma - sólo sale a flote en escasos momentos -. Para colmo tiene
un argumento delirante e intragable, y excesivamente complicado. El climax es
un desastre. Pero con algunos toques nostalgicos aquí y allá, la buena
predisposición de los actores, y el propósito de cierre a la saga del
aventurero más famoso de la historia, termina por ser potable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario