martes, 26 de noviembre de 2013

Critica de Robocop 3

La esperada tercera parte del policía creado por Paul Verhoeven, RoboCop (RoboCop, 1987), supondría el regreso a la pantalla grande del simpático Fred Dekker en 1993. Con guión de Frank Miller, es una lástima que los resultados no estuvieran a la altura de las expectativas. El cambio de protagonista para encarnar al agente metalizado tampoco sentó bien. Anteriormente fue interpretado por Peter Weller, que, cansado de las horas de maquillaje y el traje, rechazó el papel, que pasó a las manos de Robert Burke. Sin duda, esta película enterró a Dekker en su carrera cinematográfica, ya que el resultado fue un rotundo fracaso y desde entonces prácticamente no se ha vuelto a saber nada de él, salvo alguna participación televisiva en series como Cuentos de la cripta o Star Trek: Enterprise.

La película nos propone un giro dentro del universo creado por Verhoeven para hacerlo más infantil (un personaje importante dentro de la trama es una niña). Mezclado con el cyberpunk que nos propone William Gibson, un mundo que intentan dominar las multinacionales japonesas, infringiendo para ello las barreras legales, el argumento no estaría mal si no se les fuera de las manos y adquiriera modales del más prosaico telefilm. La cinta denota además su escaso presupuesto (el más bajo de la trilogía), aunque su director cuente con el presupuesto mayor que jamás haya tenido: unos veinte millones de dólares.

Resulta curioso cómo permuta los papeles: policías y delincuentes se intercambian los roles, siendo los primeros quienes verdaderamente actúan al margen de la ley. Pero para no ser extremos, Dekker no retrata a todos por igual. Así, en contraposición a los policías contratados para desalojar de sus casas a los okupa con el fin de derribar el barrio y construir un complejo de viviendas, encontramos a RoboCop y a Anne Lewis (Nancy Allen). La actuación ilegal de algunos colegas de profesión provoca en RoboCop incertidumbres en sus órdenes de proteger a la gente y a la ley, las cuales se verán muy acentuadas tras la muerte de su fiel compañera, quien de este modo se despide de la serie y será rápidamente sustituida por una pequeña huérfana experta en informática y la reparadora del cyborg en la empresa.

Es evidente que la producción resulta bastante pobre a causa de unos efectos especiales precarios que no consiguen disimular trucajes como el vuelo de RoboCop, donde se evidencia bastante la transparencia. Tan solo de la dirección cabría destacar alguna que otra transición de secuencias; como paradigma podríamos citar cuando el cyborg de la corporación japonesa mata a tres individuos, momento en el que de inmediato se encadena con la imagen de unas fichas de dominó.

Las actuaciones son bastante flojas, ya que no se puede pedir mucho más con unos personajes tan planos y arquetípicos. No existe un personaje emblemático, tan sólo RoboCop, pero cuenta con ventaja ya que es el prototipo de las anteriores (aunque quizás se le haya dado un tratamiento más amable y sentimental, quitándole ciertos rasgos oscuros y violentos que le confirió Verhoeven). Con el resto de los personajes es peor, ya que ninguno resulta interesante y algunos resultan hasta cargantes, como la típica niña sabelotodo, malos muy poco trabajados, archiconocidos mercenarios, y la contrarréplica a nuestro héroe, un cyborg japonés realizado en serie, un personaje frío y de relleno en la película.

La fotografía, aunque resulte sobria, denota una pérdida de personalidad visual en el director. Raro es que teniendo guión de Frank Miller sea una de los filmes de Dekker con menos influencia visual de los comics, ya que parece un vulgar telefilme familiar de sobremesa. Con todo, cabría apuntar el enorme disgusto de Miller con los resultados, quien se quejó de los cambios que le perpetraron a su trabajo, haciéndole prometer no volver a colaborar con el cine (pero ya sabemos que no cumplió, Robert Rodríguez mediante).

Anécdotas

 En 1994 la Academy of Science Fiction, Fantasy and Horror Films la nominó al premio Saturno en la categoría de película de ciencia ficción y actriz secundaria (N. Allen). * Dos de los personajes que aparecen en el film, Otomo y Bertha Washington, son alusiones a creaciones de cómics de Frank Miller en Ronin y Give Me Liberty, respectivamente. * Rodada en 1991, pero no estrenada hasta 1993 por quiebra de la Orion.  Peter Weller rechazó repetir el papel para trabajar en El almuerzo desnudo de Cronenberg.

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