A veces el precio de la originalidad es el caos. Algo de ello ocurre con Batman: El Caballero de la Noche Regresa - Parte II, la secuela de la adaptación animada de la novela gráfica de culto publicada por Frank Miller en 1986. Mientras que la primera parte elaboraba con delicioso detalle ideas nunca antes vistas en el universo de los superhéroes y mantenía una conducta respecto del desarrollo de la historia, la segunda parte sucumbe ante una avalancha de creatividad y hace que la trama se transforme en poco menos que un collage. Oh, sí, aquí hay ideas geniales, pero están pegadas con saliva en una trama que no siempre resulta coherente. A mí me da la impresión de que se trata de un problema del libreto, el cual pulió de hojarrasca la primera parte, y se vió obligado a meter con calzador en la continuación todo lo que había sobrado. Por ejemplo, estoy seguro que la situación de confrontación con los soviéticos ya estaba planteada en las primeras hojas del comic original de Frank Miller... pero acá aparece de la nada - amén de un escenario simil Watchmen, con superhéroes prohibidos y el Doctor Manhattan... perdón, Superman trabajando para el gobierno y siendo el arma de último recurso para evitar una guerra nuclear total con los comunistas -, lo cual resulta chocante. Todo esto deviene en un pastiche en donde cada subtrama es genial, pero al juntarlas hacen un todo que no es demasiado coherente que digamos.
A mí me gusta este Batman veterano y más expeditivo. El problema es que es un gran personaje en busca de una historia que lo acompañe, cosa que aquí no ocurre; lo que uno encuentra aquí es una serie de vericuetos rebuscados, en donde la credibilidad termina por crujir... aún cuando cada 3 o 4 minutos ocurre algo espectacular o formidable. Ya que a nadie le gusta que el anciano encapotado haya salido del retiro, tenemos el conflicto dramático 1 (una nueva comisionada de policía que viene con una agenda prohibitiva contra los vigilantes nocturnos), el conflicto dramático 2 (Superman es un títere del gobierno y se ve obligado a enfrentarse con su problemático amigo ya que al presidente de los States no le gustan los justicieros con forma de murciélago), el conflicto dramático 3 (el Joker sale de su estado catatónico y decide volver a hacer de las suyas), y el conflicto dramático 4 (la guerra en Medio Oriente se va al diablo cuando los soviéticos lanzan un super misil atómico contra USA, el cual es abortado a último momento gracias a Superman pero termina por desencadenar un invierno nuclear global, amén de cortar la energía y sumir a toda Norteamérica en el caos). Como se puede ver, todo es demasiada fruta disparada de manera simultánea. El argumento con la comisionada de policía es un adorno, ya que no llega a ninguna conclusión útil y sólo sirve para que los polis le disparen al encapotado todo el tiempo. El conflicto 2 es mucho mas interesante - en donde Batman, un simple humano, se muestra muchísimo más peligroso que el todo poderoso hijo de Kriptón; por su parte, cada entrada de Superman está montada de una manera espectacular, como una figura formidable e indestructible -. Pero si hay una subtrama decepcionante es la 3, en donde esta versión del Joker se ve tonta, sangrienta y vulgar. No queda nada de la sofisticación natural de este payaso diabólico; ni siquiera un chiste que resulte gracioso. La persecución en el parque de diversiones, en donde el Guasón liquida a medio mundo a los balazos parece pertenecer mas a un matón desesperado que a un genio del crimen, un tipo capaz de inventar las trampas más mortiferas y rebuscadas del mundo. Y si bien la historia concluye con un shock, tampoco termina siendo satisfactoria. Yo creo que todo el argumento con el Joker se podría haber podado, y la trama hubiera ganado en agilidad, en tiempo para desarrollo de personajes, o incluso en credibilidad al no meter tantas cosas bajo un mismo paraguas. Imaginen ustedes que todo este despiole concluye con un Batman exhausto y malherido, atendido de emergencia por el mismo Alfred en la mansión Wayne ... cuando estalla una gigantesca bomba atómica y el tipo debe emparcharse de apuro para intentar reestablecer el orden. La imagen del encapotado montando un caballo y arengando a las masas para evitar el caos es ciertamente bizarra. Más aún cuando desde el llano logra disciplinar a toda la ciudad mientras los Estados Unidos quedan sumidos en la anarquía a causa del invierno nuclear. Y uno termina rechinando los dientes cuando ve que Supie, en vez de ocuparse por pacificar la caotica nación norteamericana carente de energía y de gobierno, decide enfrentarse en un mano a mano con el vejete con traje de murciélago. ¿Por qué lo hace? ¿Acaso Ronald Reagan tiene un arsenal con balas de kriptonita como para obligarlo?.
Sin dudas el trasfondo de la rivalidad con Superman (y con el gobierno norteamericano) es lo mejor que tiene para ofrecer Batman: El Caballero de la Noche Regresa - Parte II. Si uno lo ubica en el tiempo, el comic sería el primero que plantea el escenario de los superhéroes prohibidos por el gobierno, ya que Watchmen recién saldría impresa seis meses después de la primera tirada de The Dark Knight Returns. Por su parte, da la impresión que Superman fue a matonear en masa a los super héroes - obligando a la Mujer Maravilla a regresar a su isla natal, convenciendo a Linterna Verde que se dedique a ser guardián en otra parte del universo, o incluso sumiendo a alguien tan controversial como Selina Kyle / Gatubela en la prostitución -, y que Batman nunca se lo perdonó. Incluso los que se rebelaron - como Flecha Verde - la terminaron mal; acá el arquero aparece con un brazo menos, y hay pistas que lo perdió en un enfrentamiento con el hombre de acero. Por ello el duelo final - que está coreografiado como los dioses - tiene sabor a revancha personal, aunque el mismo se reserva un par de sorpresas bajo la manga.
Batman: El Caballero de la Noche Regresa - Parte II es una interesante bolsa de gatos. La historia no es fluida y hay partes decepcionantes pero, cuando funciona, lo hace en gran forma. Tiene muchos problemas, como si la historia no pudiera encontrar otra gran linea argumental para ocupar la atención del superhéroe salido de su retiro, y se dedicara a reemplazarla con demasiados emparches que atentan contra la fluidez de la trama - o quizás todos estos problemas se hubieran resuelto si hubieran dejado todo como una sola película, y la distribución de estas mismas escenas hubiera sido otra -. Es una lástima, ya que aquí hay destellos de genialidad y hay un tratamiento adulto de los personajes... pero la falta de una idea rectora central termina por convertir a esto en un culebrón plagado de momentos brillantes.
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