domingo, 24 de noviembre de 2013

Critica: Casino Royale (2006)

A veces es difícil substraerse de otras críticas. En especial, si uno coincide con ellas. Por allí, entre tanto material de Internet, hubo un concepto de un periodista que comentaba (en commanderbond.net) algo con lo que me sentí identificado : "yo no había nacido en 1964 cuando estrenaron Goldfinger; pero si tuviera que imaginar la sensación de euforia que podría haber vivido, no sería muy diferente a la que sentí después de haber visto Casino Royale".
Casino Royale no está a la altura excepcional de Goldfinger. Pero, dentro de cómo viene la saga de treinta años a esta parte, es un pequeño clásico. Uno puede compararlo con Al Servicio Secreto de Su Majestad, en cuanto a la seriedad y respeto con que ha sido tratado el tema y al personaje. Y sumando a esto que Daniel Craig es un actor de muy buen rango interpretativo (superando, obviamente a Lazenby, pero también a todos los posteriores : Moore, Brosnan, Dalton), uno puede asegurar que este es el mejor film de la saga desde la gran aventura del oro de 1964. ¿Exagerado?. No lo creo.

Cualidades no le faltan a la película. 007 ha regresado a sus raíces y, si se quiere, es el enfoque más novedoso de los últimos treinta años. El tema es que el personaje ha recuperado su esencia asesina. Cuando uno ve la película, uno se lleva varias sorpresas : Bond pelea a mano limpia y de manera despiadada con varios guardias en la secuencia de la embajada; liquida a algunos esbirros en el casino expditivamente; y hasta en un momento de frustración, toma un cuchillo de mesa y se dirige a matar a su objetivo en medio del público. Decidido, sin miramientos, expeditivo. Uno podría argumentar que un punto de vista similar ocurrió en la era Dalton, en especial con Licencia para Matar. Pero ahora es diferente. Y la razón es Daniel Craig, el arma secreta del film, que logra despertar nuestra simpatía por este asesino del servicio secreto británico (algo que nunca pudo hacer el galés).

Para Craig este es un triunfo personal. En contra de viento y marea, no sólo no ha sucumbido a las presiones, sino que su interpretación en Casino Royale es confidente, terriblemente seguro de sí mismo, y cómplice por momentos con la platea (ningún actor se ha hecho de tal manera con el personaje en su debut). Tampoco es prematuro decir que el Bond de Craig es una secuela directa de la era Connery. No sólo recupera la esencia del escocés, sino que por momentos hasta puede que la supere. Si durante el resto del film Craig es equiparable a Connery, los quilates interpretativos en la secuencia mencionada de la tortura (desnudo y violentado por Le Chiffre) se lucen y eso es algo que ningún actor que haya interpretado a 007 en la saga jamás hubiera podido resolver de manera adecuada. A excepción de este rubio feo y odiado, que resultó ser la gran sorpresa para todo el mundo.
Posiblemente también Casino Royale sea uno de los filmes Bond mejor actuados a nivel de elenco. Hay tridimensionalidad en todos los personajes, todos se desenvuelven muy bien en la pantalla. La Vesper Lynd de Eva Green es agradable, desenvuelta, pero no la típica muñeca idiota que sucumbe a los brazos de 007 como solía suceder en los 60 y 70. Es una mujer emancipada, madura, con una posición de poder, que no le resulta fácil de conquistar a Bond. Uno puede ver lo fácil que 007 se lleva a la cama a Solange (la mujer del traficante Dimitrios), lo que siempre fue lo usual en la saga; y el trabajo que le da, entre roces, choques y guiños, seducir a Vesper. En un momento, 007 le dice a Vesper que ella no es la clase de mujer que le interesa ("¿Por ser inteligente?" - "No, por ser soltera", replica Bond). Es un romance mucho mejor desarrollado que el de Tracy y Bond en OHMSS. Lo que sí resulta remarcable (y que es un paralelo a OHMSS) es que, para enamorar a Bond, primero hay que ser rescatado por el agente y después salvarle la vida (no diremos más sobre este punto). Tomen nota, chicas.

Pero si en el apartado de personajes y actuaciones, el libreto está muy bien interpretado y escrito (posiblemente por la "pulida" de Paul Haggis), veamos entonces lo que sucede con el resto del film. Uno no puede dejar de notar ciertas influencias. Volviendo al tema de 007, ciertamente el personaje está más "Jason Bournizado". Bond es un hombre de recursos, que utiliza lo que tenga a mano para aniquilar al enemigo que combate en ese momento (como en la secuencia en Venecia). Se castiga duro e intenso con los asesinos - la pelea pre títulos en el baño es una de las mejores de la serie, desde las épocas de Desde Rusia con Amor con la batalla campal entre 007 y Grant en el tren -. Fisicamente, el cuerpo de Craig se encuentra muy trabajado, y ahora la sensación de que Bond puede realizar proezas físicas es real (en especial en la fabulosa persecución de free running en Madagascar); sin contar de que da impresión de fuerza y amenaza. Como dice uno de los numerosos críticos que he leído : "este Bond realmente te puede lastimar mal". Y si durante todos estos años tenía el concepto del espía suave y dandy que podía ser asesino, esta versión 2006 es la de un Bond comando. Craig luce bien en smoking, pero - por postura y corte de pelo - es un Bond que luce mejor en acción que tomando Martinis.

Con lo cual pasamos a la segunda influencia, que es Batman Inicia. Si este es una suerte de "Bond Begins", el ensamblaje de las piezas del mito es menos fluído que con la película de Nolan sobre el encapotado. Cómo 007 empieza a tomar Martinis agitados y no revueltos, la toma de posesión del Aston Martin DB5, el uso del primer smoking... resultan algo artificiales a mi gusto. Posiblemente porque el mito 007 no tiene tantos elementos misteriosos como el mito de Batman; si un agente secreto se va a desenvolver en ambientes adinerados, es lógico que se rodee de ciertos lujos. Quizás también tenga que ver con cierto choque de identidades : si este es un Bond comando, cuesta aceptar (al menos como lo expone el film) cómo va aceptando un hombre de acción ciertos elementos que son meramente superficiales, y que tienen que ver con un refinamiento más propio de las clases altas. Para mi punto de vista, es un punto algo flojo del film.

En ese proceso de construcción del mito, hay ciertas particularidades. Bond no liquida a alguien y se despacha con una cita cínica, tampoco menciona el clásico "Bond, James Bond" (bueno, hasta cerca del final), ni tampoco el tema habitual de Monty Norman se escucha hasta los últimos minutos (donde el director piensa que Bond ya ha terminado por ensamblarse en el modelo que todos conocemos, y espera que la platea ruja al escuchar la frase y el tema).

Ahora, pasando a la trama, la misma es ciertamente una mejora expandida del original. El acento está puesto en el realismo. Bond sangra, se golpea mal, llora, bromea, sufre. Comete torpezas y posee un ego enorme, que lo lleva a cometer errores. Se enamora y, por lo tanto, es mucho más humano (aunque sea despiadado a la hora de despachar enemigos). Del otro lado de la línea, Le Chiffre es un villano más mundano. La primera reacción de todo el mundo, al escuchar las primeras noticias del film, es que esperaban una suerte de clon de Orson Welles (como en la parodia de 1967). Pero este Le Chiffre de Mads Mikkelsen sólo está interesado en el dinero. Es joven, tiene un ojo con nube que sangra ocasionalmente, y un corte de pelo a lo Hitler; hasta allí llega su excentricidad. No quiere dominar el mundo, tampoco tiene ideologías, a lo sumo lo guía la avaricia. Es un villano cruel pero también victima (la guerrilla africana - de la cual ha perdido los fondos - lo presiona muy mal en algunas escenas del film). Quizás no sea memorable, pero es un enemigo bien construído.

Si bien es cierto que la historia tiene los pies más sobre la tierra que una inmensa mayoría de filmes de la saga, aceptemos que no hablamos de un realismo documental. Difícilmente la lucha contra el terrorismo se desarrolle tal como figura en el film; pero no es un Bond fantástico con satelites mortales y autos invisibles. Increíblemente para todos aquellos que seguimos la serie desde el vamos, otro punto flojo del film resulta la inclusión de algun gadget. Y esto tiene que ver con el tono dramático que desarrolla la película, donde la aparición de algo tan típico de 007 (en su pasado fantástico) como un dispositivo estrafalario resulta chocante para la platea. En un momento, Bond resulta envenenado y acude a su auto, donde tiene aparatos que permiten analizar la sangre, e incluso un mini desfibrilador. Para un 007 que pelea a mano limpia y sin rayos lasers ni autos submarinos, es casi como un descolgado Deux Ex Machina que aparezca un dispositivo tan fantástico. Y si los guionistas toman en cuenta este dato, no resultaría extraño afirmar que en las próximas entregas no veamos más a Q ni a alguno de sus maravillosos juguetes (lo que no quita que a veces se abusen en mostrar marcas y dispositivos actuales - la publicidad de celulares que hace el film es vergonzosa).

Cuando uno supo que Martin Campbell iba a dirigir el film, me vinieron a la mente varias ideas. Una, que al igual que Goldeneye el film iba a ser muy dialogado, atomosférico, y con muy poca acción; la otra es que, viendo la última filmografía de Campbell (bastante mediocre, por cierto, como la secuela del Zorro), la película podía ser un fiasco. Qué equivocado que estaba. Salvo algunas peleas ocasionales, el film tiene tres enormes y excitantes secuencias de acción (Madagascar, Miami y Venecia). Son secuencias largas y muy bien filmadas. He visto comentarios por allí, de que a mucha gente no le ha gustado la carrera free running de Madagascar (la considera descolgada), pero a mi me pareció estupenda. Es terriblemente original, y dado el físico de Craig, es creíble que 007 pueda cometerla. Quizás la secuencia en el aeropuerto de Miami no esté tan inspirada, pero no deja de ser excitante. Y de la escena de Venecia no diremos nada de momento, pero sí mas tarde.

Es un film largo, pero no uno pesado. Los 144 minutos pasan volando. El núcleo de la novela está allí, pero las circunstancias que llevan a 007 al Casino Royale están mejoradas. Bond arruina una operación financiera que Le Chiffre ha montado con una companía aérea, y 007 va a quitarle el resto financiero que le queda durante una partida de Poker en el casino de Montenegro. Quizás el enroque de Chemin de Fer por Poker haya sido el adecuado - es más interesante mentir en el Poker -, y la escena está filmada con bastante tensión. El personaje de Mathis, a su vez, figura como interlocutor hacia la platea, detallando lo que sucede realmente en esa mesa de juego. Lo que sí resulta algo abrupto son las derrotas y victorias de Bond (en un momento, los jugadores enloquecen y comienzan a apostar millones), cuando todo demostraba que la partida podía durar siglos. También está el rapto de Vesper y la persecución fallida. Pero lo otro que resulta algo abrupto es la secuencia de captura y tortura : no por el tono shockeante, sino porque pareciera más breve de lo que parece.

Si el Acto I es el comienzo arrebatado de Bond, y el Acto II es el casino, el Acto III es la trama posterior a todo lo ocurrido en Montenegro. Aquí es donde el film empieza a presentar algunas grietas considerables. En la novela este Acto III era absolutamente anodino y falto de tensión, y aquí los guionistas decidieron incluir una última gran secuencia de acción. La escena en sí no está mal - por el contrario, es muy buena -, pero da la impresión que el libreto comienza a trampear con la conducta de algunos personajes (en especial con algún amigo que inesperadamente resulta traidor... ejem). La aparición de algunos villanos salidos de la nada es un alevoso dispositivo del guión. La redención final de Vesper (el mensaje del IPod) también resulta artificial. Lo que sí termina por compensar todo esto es la resolución del romance Vesper - Bond, que me parece muy inspirada y emocionante ( y que lamentablemente no yo, sino el teaser oficial, develan en alguna medida). Reitero : si de romances se trata, nunca hubo uno tan bien desarrollado en la serie como el de este film.
Otros puntos destacables son la presentación, la banda sonora y el tema original. La presentación es algo extraña, casi sesentista, que parece diseñada en Flash 3D; en cuanto al tema del film, me parece que tiene un poco de letra de más, y suena mejor adaptado como tonada en la banda sonora. Y, sobre ésta, Arnold regresa a las fuentes, siendo mucho menos eléctrico y más orquestal. Hay poco y nada del tema de Monty Norman; pero cuando aparece, al final, es la mejor versión post John Barry, incluyendo la guitarra eléctrica original y alterando brevemente el ritmo. Es de lo mejor de Arnold desde su debut en Tomorrow Never Dies.

Casino Royale es un film excelente. Es una reinvención de 007 para estos tiempos, y es más realista que la mayoría de filmes de la saga. Es un triunfo de Daniel Craig, que se ha hecho para sí con el personaje de entrada donde todos (y absolutamente todos) los otros actores siempre comienzan con dudas. Craig, el guión y el director, han recuperado el espectáculo adulto de la época Connery. Tendrá algunas incongruencias de estilo, pero son muy menores. Pero sin duda es un nuevo clásico. Y, viendo la resolución del film, no sería sorprendente que Bond 22 continúe, pula y expanda este estilo. Quedan cabos sueltos al final, suficientes como para montar una secuela. Una, que ya me encuentro ansioso por ver.

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