sábado, 23 de noviembre de 2013

Crítica a la serie SMALLVILLE

El siguiente ensayo fue escrito por un fan común y corriente y está contextualizado entre la 8va y la 9na temporada de Smallville (aunque narrando la serie desde sus inicios), pero no deja de ser una postura válida. Si bien me confieso fan activo de la serie y del personaje protagónico en sí mismo, está claro que el ensayista en cuestión a observado la serie con total objetividad, y merece mi respeto por ello. He aquí su aportación:


Aprovechando que esta semana no hubo episodio de Smallville, se me ocurrió hacer un poco de historia de la serie, para gusto de algunos y, la derecha indigestión de otros. En realidad, la historia del principio, la del chico de dos mundos que se debatía entre su amor por Lana y, el largo y complejo camino para llegar a convertirse en el superhéroe de Metrópolis, ha cambiado mucho. Si bien el cambio puede parecer algo natural y paulatino a través de diez temporadas, es en estas dos últimas que la serie cambió de forma más notoria, en un giro que, lejos de darse de manera evolutiva, fue más bien radical pero a mi juicio, acertado. Smallville dejó de ser la serie que era hasta la octava temporada y, se convirtió en derechamente la antesala a Superman (“versión Smallville”, valga la aclaración).Aceptémoslo, la serie estaba bastante desgastada y, muchos temíamos que fuera sacada del aire de capa caída y, de manera indigna. Tanto personaje con crisis existencial, tanto fenómeno mutado por la kryptonita y, tanta propiedad que se le dio al mineral verde por años, nos tenía a todos bastante cansados (yo perdí la cuenta de la cantidad de usos que se le dio a la kryptonita).

Cuando la serie empezó, mis reparos fueron varios. Aún estaba muy vigente el relanzamiento hecho por Byrne, para que me tragara fácilmente un Luthor que conoció a Clark en Smallville y, que apenas lo superaba en edad, lo que me parecía una involución. Además, Lana no era pelirroja, Pete Ross era negro y, Lex Luthor ya era calvo. Sin embargo, a pesar de todo enganché con la serie. Las historias eran frescas, mostrándonos a un Clark Kent muy humano que no usaba lentes ni volaba, y se nos presentaba algunos personajes nuevos, entre los que destacaban Lionel Luthor y, la genial Chloe Sullivan, amiga, reportera escolar y, enamorada de Clark, la que por lejos opacaba a la dulzona Lana Lang.

 Este Clark Kent, con sus poderes en desarrollo, se debatía en un mundo de situaciones de colegio y conflictos adolescentes, aderezados con súper-rescates en los que hacía gala de sus superpoderes. Además era un factor gravitante en la trama, la obsesión de Lex Luthor por este chico que alguna vez le salvó la vida y que, pese a ser hijo de campesinos, parecía tener todo lo que Lex siempre sintió que faltaba en su vida. Al poco tiempo, este Clark joven empezó a tener una crisis fuerte, cortesía del contacto con la esencia de su padre kryptoniano, el que parecía querer llevarlo por el camino de conquistador de la Tierra. Muchas cosas pasaron, Clark se fue de la casa infectado por la kryptonita roja (también versión Smallville) después que se culpó por la pérdida del hijo que esperaba su madre; su padre salió afectado del corazón por haber tenido que dejar que Jor-El lo transformara para rescatar a su hijo descarriado que deambulaba por la ciudad asaltando cajeros automáticos; etc.

 Así las cosas, la serie continuaba y, muy a menudo, los villanos con diferentes poderes obtenidos por la exposición a la kryptonita, aparecían por montones. A pesar de sus sólidos valores y sus mega-ventajas físicas, Clark seguía siendo el mismo chico inseguro, que parecía sentirse en desventaja con el resto del mundo. Además, sus conflictos con su herencia kryptoniana eran constantes. Intentando darle nuevos aires al programa, empezaron a haber cameos de actores relacionados con Superman. Fue así como tuvimos al mismísimo Christopher Reeve interpretando al Dr. Virgil Swann, aliado y guía de Clark. Hubo personajes que salieron del programa (Pete, por ejemplo) y, otros que fueron incluidos. Fue así como al comienzo de la cuarta temporada, que se decidió meter a Luisa Lane en la serie (ya se había mencionado antes que era prima de Chloe). La idea me pareció horrible. ¿Qué tenía que hacer Luisa Lane en la vida de un Clark Kent que aún arrastraba la bolsa del pan en su ciudad natal? Sin embargo, la chica construyó un personaje interesante que aportó cierta tensión con Clark, como valor agregado a esta historia que empezaba a alejarse de manera cada vez más dramática, de su versión comiquera.

Tras la muerte de Jonathan Kent y, la conversión de Martha, de dueña de casa, madre y granjera a “senadora”, el crecimiento como personaje de la prima de Chloe comenzó a causar en algunos de los que veíamos la serie, cierta antipatía hacia el personaje de Lana, el que cada vez parecía más un lastre que un aporte a la serie. El personaje de Lana había sido totalmente desvirtuado del de la chica de pueblo amiga de Clark que termina enamorándose de él. Lana, después de un corto noviazgo con Clark, terminó casándose con Lex, metiéndose con Bizarro, poseída por una bruja del siglo diecisiete y, acabó saliendo de la serie con superpoderes, convertida en la “chica kryptonita”. En su contraparte, Lois fue creciendo hasta convertirse en imprescindible en una serie que, de “Smallville” ya le iba quedando sólo el nombre. Personajes como Oliver Queen (Temp. 6) o Tess Mercer (Temp. 8), terminaron convirtiéndose en pilares de la serie, después que en la séptima temporada, Lex Luthor fuera sacado de escena a causa del cansancio de Michael Rossenbaum por estar interpretando al mismo personaje por años (ni hablar de tener que pelarse por tanto tiempo).

En la octava temporada, el agotamiento en la historia se hizo más que obvio y, ni aun echando mano a personajes como Doomsday o, poniendo a Lois a trabajar en el Daily Planet junto a Jimmy Olsen, el novio de Chloe, parecía posible levantar la serie. El descalabro por las diferencias de continuidad era tan grande que, al final de esta octava entrega, terminaron matando a Jimmy Olsen, que no era Jimmy realmente sino su hermano mayor Henry James Olsen (qué desastre). Clark se siente culpable y, decide desaparecer por un tiempo.

Es en la novena temporada, que los productores decidieron darle a la serie, más que un nuevo aire, un buen empujón. Ya no era la historia del chico que un día llegaría a ser Superman pues, Clark era un adulto hecho y derecho quien, hace tiempo que se estaba desenvolviendo en un ambiente en que el azuloso ya debería estar. Sólo le faltaba el traje y volar. Así, las cosas comenzaron a mostrarnos un Clark que, cuando no estaba en la fortaleza aprendiendo con Jor-El, andaba por las calles de Metrópolis, de gabardina negra impartiendo justicia. Este paladín nocturno dejaba su marca tras sus acciones, lo que a muchos nos hizo compararlo con “el Zorro”. La idea no parecía acomodarle al personaje pero, esta premisa inicial más la inclusión de una excelente versión de Zod y, el colocar a Clark a trabajar con Luisa en el Daily Planet, transformaron esta temporada en una especie de relanzamiento de la serie, la que empezó a repuntar en el rating. Se empezó a incluir a más personajes DC como el “Juguetero”, “Metallo” o “Amanda Waller” y, después de un inicio algo lento, la temporada despegó como nunca. Con muy pocas caídas, la novena entrega nos dio episodios memorables, como “Crossfire”, “Kandor”, “Idol” y mi favorito “Checkmate”. El cierre estuvo excelente con “Salvation” que nos dejó con las ganas de ver la décima y última temporada.

Cuando la décima temporada ya está llegando al episodio diez, el cuento de la temporada anterior se repite pues, tras un comienzo lento (los tres primeros episodios no me convencieron del todo) y, con más de algún problema de continuidad, la serie ha despegado de nuevo. La galería de personajes DC que desfila por los episodios no da señales de disminuir, se ha intentado corregir ciertos vicios argumentales recurrentes y, tras la revelación a Luisa de la identidad de Clark, se terminó de una vez con el recurso fácil de dejar a Luisa inconsciente.

La serie no es perfecta, eso está claro (tiene tantos errores de continuidad como el mismo Universo DC) pero, después de diez años al aire, no son muchas las series de las que se puede decir que han mejorado. Smallville ha sido una forma de acercarse al personaje, una manera diferente que ha agradado a muchos y disgustado a otros tantos pero, que ha exhibido esmero en ir mejorando, entregándonos capítulos y personajes mejores, con más acción, variedad de héroes, villanos y emoción.

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