viernes, 29 de noviembre de 2013

CRITICA: LEGION

El subgénero angelical es simplemente territorio desperdiciado y mal explorado. En general el cine moderno lo ha traducido en una serie de vomitivos mensajeros moralistas, los que usualmente terminan enamorándose de algún humano. Eso ha pasado con Las Alas del Deseo de Wim Wenders, Qué Bello es Vivir de Frank Capra, y dos toneladas de filmes más que entran dentro de lo políticamente correcto. Saliéndose de la rutina e intentando regresar a sus orígenes bíblicos - los ángeles son el ejército destructor de Dios -, hay escasas excepciones. Está la comedia negra Dogma de Kevin Smith, y está la excelente La Profecía de Gregory Widen, quien es la que lidera por lejos el grupo. Legión pretende ser una versión en clave de acción de The Prophecy... pero los plagios a numerosas películas (de mejor calidad que ésta) y los huecos de lógica del guión (grandes como una casa) arruinan lo que podría haber sido, al menos, una película pochoclera ok.
Esto es Terminator encuentra a Festin Diabólico con unas gotas de La Profecía. El angel Michael llega a la Tierra y lo primero que hace es ir a buscar armas para proteger a un bebé que será el nuevo guía de la humanidad. Al guión le importan tres pepinos explicar porqué va a ser tan importante ese chico, o siquiera quién es el padre. Michael se mete en un depósito de armas, se arranca las alas y hace su mejor salida al estilo de un Terminator cristiano, volando la puerta y dejando un hueco en forma de cruz ardiente. Allí nos enteramos al toque que el villano es el mismo Dios (wtf?!) y su ejército de ángeles, quienes se cansaron de las macanas de la humanidad, poseen a los espíritus más debiles y los lanzan como oleadas de zombies contra sus enemigos.

ofertas en software de facturacion para empresas de Sistema Isis Bastan ver los 5 primeros minutos para que la credibilidad del film quede arruinada. Lo que sigue no es mucho mejor. El Terminator cristiano llega a la cantina del desierto y arenga a los ocupantes para que se fortifiquen, al mejor estilo de Feast. La pregunta de oro es: si los que atacan son humanos poseídos, ¿por qué las fuerzas celestiales no poseen a los ocupantes de la cantina?. En fin, no sabe, no contesta. Tampoco queda claro por qué estos poseídos / zombies hacen pausas en el asedio, ni por qué no atacan en masa ya que la dotación de munición de los tipos de la cantina es (teóricamente) limitada.
Tampoco ayuda de que el desarrollo dramático de los asediados - entre los tiroteos - sea rutinario. Al menos en Feast era un circo de freaks colorido, pero aquí son todos estereotipos hablando sandeces. Cuando Legión entra en modo de acción, al menos produce algunas cosas interesantes. En una de las batallas aparece el arcángel Gabriel y empieza a derribar gente como si fueran muñecos, protegiéndose con las alas de las balas (porque los disparos pueden matar a un arcángel, ¿no?). Es una escena muy cool. Lástima que el guión no la acompaña.

Legión tiene sus momentos a la hora de coreografiar las peleas; el problema que eso es el 20% del filme, y el resto es una mediocridad incoherente plagada de Deus Ex Machinas. Las perfomances están ok; el tema es que cuando abren la boca, el libreto les reserva algunas de las peores líneas de la historia del cine a esta troupe de veteranos actores. Así como está, es un espectáculo pasable para ver en cable cuando llegue el momento, y siempre y cuando no haya nada mejor en la programación.

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