sábado, 23 de noviembre de 2013

Critica: THE TERMINATOR

Terminator es uno de los títulos más importantes e influenciales del cine de los años 80. No sólo resultaría en un blockbuster descomunal, desataría una oleada de clones y sus propias secuelas, sino que elevaría al estrellato a Arnold Schwarzenegger y al director James Cameron. De más está decir que Schwarzenegger se transformaría en la figura de acción por excelencia de los 80 (superando incluso a la estrella a imitar en aquél momento, que era Sylvester Stallone), y Cameron entraría rápidamente en el Olimpo de Hollywood con títulos tales como Terminator 2, El Abismo y, obviamente, Titanic.
Pero a pesar de toda la alharaca, Terminator no deja de ser un filme clase B, eso sí, dirigido con calidad y brío. Es notable la influencia de la escuela de Roger Corman en el film - después de todo, Cameron integraba las huestes Cormanianas de New Line Cinema en los 80, fuera como director de la segunda unidad, escribiendo guiones, o bien dirigiendo la terrible Pirañas II en 1981 -. Terminator no deja de ser un filme barato, donde escasos minutos de efectos especiales y un poco de maquillaje sirvan de excusa para desarrollar un 95% del filme en la época actual y camuflarlo como ciencia ficción. Corman estaría orgulloso de semejante economía de medios. Pero el tema es que, aún dentro de sus recursos limitados, la película termina por ser efectiva gracias al buen guión y la dirección impecable de Cameron.
Terminator no viene exento de polémicas; después de todo, su argumento se copia directamente del cuento Soldier de Harlan Ellison, que fuera adaptado en su momento como un capítulo de la serie de TV The Outer Limits. Y si bien en el cuento no existía la figura del robot asesino, las "coincidencias" son numerosas, por lo que Cameron terminó por comerse un juicio que acabó perdiendo con Ellison, abonándole una cifra considerable en concepto de indemnización. Tal como el relato, hay dos soldados (uno bueno y otro malo) que viajan desde el futuro a asesinar / proteger a una persona. Lo que Cameron agrega es la figura del Exterminador, el robot humanoide que se transforma en una fuerza imparable y letal. Y la interpretación de Schwarzenegger - escueta, limitada, amenazadora - es memorable. El austríaco posteriormente desarrollaría un poco más su histrionismo, pero este sin duda es el papel por el que lo recordarán siempre.

El problema es que el Exterminador resulta siendo más interesante que los protagonistas. En parte es la interpretación apática de Linda Hamilton y Michael Biehn - dos actores que no supieron capitalizar posteriormente el éxito del film -, y en parte es porque el guión y la dirección se deleita con lo expeditivo del Terminator. Aún con sólo un par de líneas en el libreto, las mismas resultan memorables (I´m be back), y las acciones del robot son más interesantes que todo el melodramatismo artificial que el script enfatiza en la relación entre Reese y Connor. Los héroes, por lo tanto, resultan anodinos. Tampoco ayuda la definición bizarra de los personajes secundarios (como el Teniente Traxler, el sicólogo de la Policía, o los parlamentos atroces del personaje de Lance Henriksen). A pesar de todo, el público inclina sus simpatías hacia el villano.

Y tal como decíamos, Terminator tiene poco y nada de efectos especiales comparado con cualquier otro filme de ciencia ficción. Lo poco que hay tampoco es brillante; van de lo aceptable a lo terrible, en especial en la disección del ojo del Terminator en el hotel que resulta obviamente falsa. El resto son innumerables correrías en la ciudad, persecuciones automovilísticas, tiroteos, y un montón de relleno de acción para unos pocos minutos de trama. Sin duda Cameron pone toda la carne en el asador en el apartado acción - las influencias van desde Bullit hasta los filmes de Sam Peckimpah -, y están filmadas con suficiente nervio como para que resulten interesantes. Pero los mejores momentos pertenecen al Exterminador en acción, como liquidando a los amigos de Sarah Connor en su departamento, o la feroz irrupción en la estación de policía.

Sin duda es un filme sólido, pero termina por ser un par de ideas inteligentes de ciencia ficción usadas como excusa a una larga serie de secuencias de acción correctas pero no demasiado memorables. En todo caso, lo mejor de la película es la atmósfera de paranoia, de cacería imparable, y la definición del Terminator como un Nemesis letal e indestructible. El problema de la saga es que terminaría por copiar el esquema de esta primera entrega hasta el hartazgo, sin dedicarse a explorar en profundidad todas las posibilidades que el tema (las máquinas dominando la Tierra, las paradojas del viaje en el tiempo) podría brindar. Como todos los filmes de James Cameron, se centra en temas de supervivencia en términos extremos (lo mismo pasa en El Abismo, Titanic, o en la secuela de esta película). Pero no termina por interesarse demasiado en los protagonistas, en sus debates morales, o en las posibilidades fantásticas que brinda el tema. Por suerte, la secuela - Terminator 2, El Día del Juicio Final - remendaría en parte estas omisiones, y termina por ser una especie de remake ampliada y mejor presupuestada del presente film.


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