La primera Resident Evil (2002) se basaba en el juego de Capcom del año 1996. El video game era un shooter de supervivencia, donde hordas de zombies atacaban al jugador que terminaba por desplegar una masacre. No dejaba de ser una adaptación libre de La Noche de los Muertos Vivientes de George Romero, pero en un tono más divertido (y sangriento).
Como todo juego de éxito, Resident Evil (el huesped maldito) pasó a convertirse en una franquicia de Capcom generando múltiples secuelas y, como Hollywood sigue vacío de ideas, decidió llevarlo a la pantalla grande. Pero a decir verdad el primer film - dirigido por Paul W.S. Anderson, el mismo de Mortal Kombat - terminó por gustar a medias, lo que no le impidió ser un moderado éxito y generar una secuela. A mi gusto, la primera Resident Evil era bastante obvia y aburrida, sin dejar de mencionar algunos gruesos problemas de edición - pareciera que hay escenas enteras que han sido podadas - lo que le quitaba coherencia a gran parte de la trama. Además, si hay algo que me hastía son los escenarios obvios; como Doom, Alien y tantos otros, la idea de monstruos en corredores me parece poco original, y requiere de un director realmente revolucionario para intentar darle aire fresco a algo que ha sido ultra trillado desde que Ridley Scott mandara a Ripley a pelear con criaturas en 1979.
Pero por suerte Alexander Witt no es Paul W.S. Anderson, y logra que dentro de lo artificial y poco creíble que pueda resultar la trama, Resident Evil: Apocalypse sea un film muy entretenido. Posiblemente tenga que ver el hecho de abandonar los corredores y montar la historia a escala épica, tomando toda una ciudad como escenario. Witt logra armar escenas de acción muy delirantes, como Oded Fehr saltando desde un helicoptero para llegar a una azotea y tirotearse con hordas de zombies, hasta Milla Jovovich deslizandose a toda velocidad por el costado de un rascacielos.
Es una película muy buena en sus propios términos. Witt le da mucha agilidad al relato y lo plaga de pequeñas historias - el origen de Nemesis, la búsqueda de la hija del científico de Umbrella, el desarrollo del sitio de la ciudad, el deambular de Jill Valentine y compañía por la ciudad... - que mantienen la trama siempre en movimiento, de modo de que el espectador nunca se detiene a pensar en lo absurdo que pueda resultar toda la situación. Además está Milla Jovovich, que siempre es un placer verla aún en los filmes más malos. El tema es que Jovovich tiene no sólo el carisma que precisa una heróina de acción, sino que posee un dejo de locura en su mirada que la hace realmente creíble como una persona que puede descontrolarse si la situación lo amerita. Sólo se me ocurre compararla en términos de par masculino con Bruce Willis. Son individuos que pueden destilar demencia si las circunstancias los presionan.
Como Alice, Jovovich realmente se luce. La entrada triunfal a la iglesia es un momento digno de aplauso, aunque en realidad sea un disparate monumental. Cuando es atormentada por sus recuerdos o por el descubrimiento de la verdad - ella es un monstruo camuflado de humano, una mutación que sirve inconscientemente a los propósitos de Umbrella -, despliega un buen rango dramático. Es cierto que el personaje no es tridimensional, pero Jovovich tiene la simpatía del público en todo momento, y es la estrella del show. El resto de los actores no luce tanto; aquí Sienna Guillory compone a Jill Valentine, una de las heroínas históricas de las secuelas del juego, pero sus poses son artificiales y carece del carisma que posee Jovovich. Thomas Krestchmann es un villano de stock, y no hay otros papeles que resulten destacables.
El problema de Resident Evil: Apocalypse pasa por el final. A medida que el relato avanza, Witt pone cada vez más empeño pero resulta obvio que la lógica comienza a hilar cada vez más fino. En especial con el choque entre Alice y Nemesis (que es un ex amante al cual Umbrella lo ha mutado), donde los personajes ya comienzan a dejar de actúar como deberían. A mí no me importa si la explosión de la bomba atómica es creíble o no, o si un helicóptero puede sobrevivir el impacto nuclear. Pero todo lo que sigue parece demasiado estirado, con Alice nuevamente apresada y modificada genéticamente, y su troupe de amigos apareciendo de la nada para rescatarla. Al menos, como secuela, se anima a cambiar radicalmente de escenario y de historias en vez de continuar clonando su primera parte, lo que suele suceder en las sagas cinematográficas.
Es un muy buen entretenimiento. A la crítica no le gustó, al público y a mí sí, y es más que recomendable, siempre que deje el switch del cerebro en off.
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