domingo, 24 de noviembre de 2013

Critica: RAIDERS OF THE LOST ARK

Las aventuras de Indiana Smith fue un borrador de guión que George Lucas escribió en 1973 con el aporte de ideas de Phillip Kaufman (que sumó la idea central del Arca de la Alianza). Era la época en que Lucas intentaba hacer sus primeros pininos en la industria cinematográfica, y el libreto quedó archivado con el paso del tiempo. En 1977, Lucas y Steven Spielberg se encontraban en Hawaii debatiendo acerca del futuro del cine de aventuras. En principio Spielberg quería desarrollar una saga de corte similar a los films de James Bond, pero Lucas le convenció para que le diera un vistazo a su antiguo borrador. Mientras la idea maduraba vino el boom de Star Wars, y George Lucas pasó a ser un pope de la industria. Esto terminaría por darle luz verde al proyecto, ahora rebautizado como Los Cazadores del Arca Perdida.
A final de cuentas, si Star Wars está inspirado en Flash Gordon, Indiana Jones pretende abrevar en las mismas aguas de los seriales de los años 30 y 40. Pero en ese sentido el resultado no es tan logrado - Indiana Jones y el Templo de la Perdición es un verdadero serial en formato de película, con ideas disparatadas y numeros cliffhangers -. En todo caso Los Cazadores del Arca Perdida toma elementos más tradicionales de los filmes de aventuras clase A y clase B de los 40. Es notable establecer la diferencias entre este film y su secuela: acá el papel principal no es una figura heroica sino el de un personaje al servicio de la historia. Existe un mayor desarrollo de caracteres y de la trama; y las secuencias de acción, si bien son excitantes, no son descomunalmente delirantes como en Indiana Jones y el Templo de la Perdición. Aún, todo lo que hace Indy es relativamente creíble.

Uno puede establecer numerosas influencias evidentes sobre la historia; desde las aventuras con héroes estoicos como las correrías de Jim de la Jungla (con Johnny Wessmuller en el Africa) hasta los filmes de Lauren Bacall y Humphrey Bogart, que son el obvio patrón con el que se encuentra cortado la relación entre Indy y Marion. Súmese un artefacto de poder para darle sabor para las audiencias modernas, agréguese los villanos de stock de la historia del cine como son los nazis, y listo. Ya se tiene una aventura lista para digerir.

El tema es que, si bien la acción es excitante y el film es entretenido, da la sensación de que la aventura se encuentra a media máquina la mayor parte del tiempo. Es un problema de modestia del guión. En secuencias como la clásica persecución del camión cargado de nazis en el desierto - que toma la famosa rutina stunt de La Diligencia de John Ford - Spielberg pone quinta a fondo. Pero en la primera mitad del film la acción no deja de ser lo mismo que otros filmes de aventuras. Además el otro problema es que, a pesar de los esfuerzos heroicos de Indy, Belloq siempre termina por ganarle. En todo caso es el relato de un individuo realizando grandes proezas fallidas que sólo culminan con el protagonista como testigo del error final de los villanos. Los nazis no pierden por Indiana Jones, sino por su propia impericia.


 En ese sentido, la secuela es mucho más redonda, dándole una mayor estatura heroica a Indiana Jones. En El Templo de la Perdición, Indy puede sortear obstáculos imposibles y vencer a los malvados. Aquí en todo caso, lo que vemos es a un individuo intrépido y carismático que siempre va un paso atrás de los villanos.
El otro problema es que el libreto empieza a presentar gruesas grietas de lógica sobre el final - la travesía de Indy en la cubierta del submarino es totalmente desproporcionada, aún para un film de Indiana Jones! -. Es posible que este film esté mucho mejor estructurado que sus secuelas, pero a mi gusto le falta una pizca de pimienta como para que el personaje central alcance toda su estatura.


Sin dudas es brillante en muchos sentidos, y entretenida como pocos films. Quizás se le puedan objetar el abuso de clisés - los nazis y el arqueólogo francés tienen el obligatorio acento raro que requiere un villano; siempre visten impecables en comparación al sucio y magullado Indy; los americanos son desprolijos pero terminan ganando a base de ingenio, etc -, y quizás me cuente entre la minoría que le gustó más El Templo de la Perdición. Pero de ningún modo esto descalifica a un espectáculo formidable que marcó una etapa en la historia del cine.

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