sábado, 23 de noviembre de 2013

X-Men (2000) de Bryan Singer - Crítica

El mundo se está llenando de mutantes, dentro de éstos se enfrentan a muerte dos facciones: una dedicada a culturizar y acoger en su seno a los mutantes no aceptados por la sociedad humana y otros, encolerizados con esa situación marginal que pretenden dominar el planeta.
Charles Xavier y Magneto, los líderes de esas respectivas líneas de actuación se encararán una y otra vez con sus acólitos correspondientes protagonizando una vigorosa lucha que terminará manteniendo en vilo a la ciudad de Nueva York y como mudo testigo a la mismísima Estatua de la Libertad.

Discreto primer episodio de la previsible serie (no hay más que ver la película) dedicada a la entrañable "Patrulla X" de la Marvel, a la que yo recuerdo en su primera y mejor etapa cuando estaban compuestos ante la dirección del profesor Charles Xavier por el Cíclope, el Ángel, La Chica Maravillosa, el Hombre de Hielo y la Bestia, unos personajes salidos del talento conjunto del ya mítico Stan Lee y el dibujante no menos legendario Jack Kirby. Cuando fueron sustituidos por los "X-Men" (mucho menos interesantes que los primeros) se idearon los personajes protagonistas (algunos permanecieron) de esta entrega de la casa Marvel traspasada al cine con blandos resultados.

En vez de tender hacia el sentido más heroico del cómic, el director Bryan Singer pretende lanzar aquí un mensaje a favor de la igualdad y la confraternación mundial y en contra de la marginalidad y el aislamiento de la gente distinta al canon establecido por la rama poderosa de la sociedad.

Para ello utiliza una maniquea confrontación entre el bien y el mal (algo inherente en el mundo de lo superhéroes) pero sin dotar a los hechos de la intensidad necesaria para ir más allá de sus propósitos temáticos.

Algunas buenas secuencias de lucha, espléndidos físicos mutantes, una actuación muy a lo Vincent Price por parte de Ian McKellen (Magneto) y poco contenido son ingredientes que vuelven a poner de manifiesto que sin un competente guión no hay efecto especial que salve el conjunto de una película, sí pueden servir para engrandecer alguna escena de acción pero eso resulta inútil si no se ponen al servicio de la sencilla esencia del cine: relatar historias con fundamento.

En lugar de darse a un fastidioso e ineficaz traslado de cada detalle del cómic a la pantalla grande, el director Bryan Singer opta por rescatar los conflictos inherentes de los personajes como centro de este filme, dejando de lado las mallas multicolores.


Singer tampoco tuvo problema en sortear el hecho de tener a tanto personaje protagónico y supo sacar lo mejor de cada uno y dejar en segundo plano a quien correspondía.

De este modo este filme tiene más que ver con la búsqueda de la identidad, el rechazo y la confrontación polítca que con un grupo de héroes en lycras.

Patrick Stewart e Ian McKellen se roban la película dándonos algunas de las mejores encarnaciones de algún personaje salido del cómic de superhéroes. A ellos le sigue la buena interpretación de Hugh Jackman - ¡quién lo diría! - como Wolverine.
Sin duda que desde la poderosa secuencia inicial - en el campo de concentración nazi - hasta el final, el filme pierde fuerza, pero al menos existe una buena preocupación por dar una credibilidad.

La sorpresa me invadió al terminar de ver la película, no sabía si sentirme alagado o insultado. La razón es porque es sorprendente como había tantos ingredientes para hacer la película (personajes, historias, conflictos, etc.) y nuestro director Bryan Singer no haya podido aprovechar tanto material que nos brinda la famosa “Patrulla X”, debo aceptar que abordó el tema central sin dádivas ni dificultades, pero en esencia ese fue su error principal, ya que la historia de los X-Men esta llena de misterios y cohechos (como dice el mismo Stan Lee, creador de los hombres x), y Bryan Singer no se quiso complicar la vida haciendo una película con una trama muy difícil de asimilar, solo aprovecho el físico de los actores y la trama superficial de los personajes.



la trama con fuegos artificiales, efectos especiales de buena calidad (algunos poco creíbles, pero bueno) y batallas donde se lucen los personajes, dando un “show” de lo lindo. Todo esto secundado por un mensaje subliminal por parte del director, acerca de la igualdad sobre el planeta en que vivimos (¡Lo que se hace hoy en día por despertar la conciencia del espectador!), será esa la razón del triunfo de la “Patrulla X”, la discriminación a los mutantes, que visto objetivamente, en el mundo real es la discriminación a negros, homosexuales, pobres, etc. logrando la aceptación del público.

Protagonizada por mi amada Halle Berry, Hugh Jackman, Rebecca Romijn, Famke Jannsen y las magníficas actuaciones de Sir Ian Mckellen y Patrick Stewart.

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